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Cuando los marroquíes se negaban a vacunarse contra la viruela en el siglo XIX

Aunque habían sido introducidos a la vacuna contra la viruela en el siglo XIX, los marroquíes la rechazaron, viéndola como una forma de rebelarse contra el Makhzen y los franceses.

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Foto de ilustración. / DR
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Los marroquíes pronto deberán vacunarse contra el nuevo coronavirus. Marruecos, al igual que muchos otros países del mundo, se prepara para lanzar en los próximos días una campaña de vacunación utilizando las vacunas de las farmacéuticas Sinopharm de China y AstraZeneca del Reino Unido.

Hace más de un siglo, los marroquíes enfrentaron una situación similar al combatir la viruela, una enfermedad infecciosa que azotó el reino en el siglo XIX. En aquel entonces, se llevó a cabo una campaña de vacunación liderada principalmente por la Corte Real y médicos franceses. Sin embargo, las tribus tanto del Marruecos rural como urbano se opusieron vehementemente a esta iniciativa. Entre 1840 y principios del siglo XX, los marroquíes rechazaron vacunarse contra la viruela, en gran medida por razones «políticas».

En su libro «Medicine and the Saints: Science, Islam and the Colonial Encounter in Morocco, 1877-1956» (University of Texas Press), la historiadora Ellen J. Amster señala que «al adoptar las tecnologías médicas francesas, los marroquíes las utilizaron para discutir sobre la erosión del Estado, el territorio y la soberanía en Marruecos».

Vacunación y makhzen

Según Amster, los marroquíes desconfiaban del Estado y de sus políticas, sospechando de su cercanía con los franceses. Así, la oposición a la vacunación se convirtió en un acto de resistencia. En realidad, los marroquíes «no tenían objeciones al concepto de vacuna en sí mismo», pero asociaban la nueva tecnología «con el Makhzen», en el imaginario popular.

Quienes aceptaron vacunarse estaban «estrechamente vinculados a la corte del sultán», precisa Amster. En Marrakech, por ejemplo, solo los notables y los judíos accedieron a vacunarse. En otras ciudades, la clientela musulmana que consideraba la vacunación a través de médicos franceses estaba compuesta por «administradores gubernamentales, militares y funcionarios del Estado», añade la historiadora.

Entre 1844 y 1907, en ciudades como Oujda, Mogador y Safi, aquellos que rechazaron la vacuna eran miembros de tribus hostiles al Makhzen, según relataron los médicos franceses. Las tribus Rehamna y Haha «estaban en abierta rebelión» contra el Estado y «habían trasladado su lealtad del sultán Abdelaziz a su hermano Abdelhafid», lo que explica su feroz oposición a la vacunación.

Este rechazo, en algunas regiones del país, derivó en violentos disturbios. Mientras algunos pacientes rurales acudían en masa a los dispensarios franceses y «acusaban a los médicos franceses de haberlos envenenado», otros en Mogador en 1909 «intentaron asesinar» a un médico.

Vacuna y tatuajes

Otra razón que llevó a los marroquíes del siglo XIX a rechazar la vacunación fue «las ideas sobre los cuerpos y su lugar en el mundo», según la historiadora, quien revela que nuestros antepasados se oponían a «la utilización de agujas para crear marcas en el cuerpo».

«En Marruecos, las marcas en el cuerpo, en particular los tatuajes, tenían un significado militar, religioso o tribal.»

Ellen J. Amster

De hecho, los marroquíes consideraban los tatuajes como indicadores sociales, marcadores de identidad. «Todos los miembros de la corporación de tiradores adscritos a la cofradía sufí Nasiriyya fueron identificados por un tatuaje en el hombro», explica ella en su libro. Las mujeres judías eran tatuadas de manera diferente, mientras que los soldados del sultán (Jaysh) tenían entre el pulgar y el índice un tatuaje que los distinguía de los demás. «Debido a que los tatuajes podían transformar la identidad social, los marroquíes temían cualquier procedimiento que pudiera marcar permanentemente el cuerpo», explica la historiadora.

A diferencia de lo que afirmaban los lobbies coloniales franceses, los marroquíes no rechazaban las tecnologías médicas extranjeras, ya que practicaban la inoculación —precursora histórica de la vacunación—, pero rechazaban las circunstancias políticas en las que se administraba e introducía.

Además, tras su independencia, Marruecos organizó sus primeras campañas de vacunación contra la poliomielitis, entre 1964 y 1967. Más tarde, en 1987, se introdujeron grandes campañas de vacunación, denominadas «Jornadas Nacionales de Vacunación» (JNV) en octubre, noviembre y diciembre, para permitir a Marruecos combatir seis principales enfermedades que afectaban a los niños desde el nacimiento hasta los cinco años, así como a las mujeres en edad fértil.

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