Marruecos conmemora este 10 de abril el aniversario de la visita y el discurso histórico pronunciado por el sultán Sidi Mohammed Ben Youssef en el jardín de la Mendoubiya en Tánger. Antes de llegar a esta ciudad, el soberano cherifiano había visitado Casablanca, Fez y Tetuán, pese a los intentos del Protectorado por frustrar o posponer estas visitas. Finalmente, el 10 de abril de 1947, Mohammed V se dirigió al norte de Marruecos para pronunciar en Tánger un discurso que marcaría un hito en la historia de Marruecos y su resistencia nacional. En sus palabras, el sultán rompió oficialmente con la Residencia General del Protectorado francés.
Obstáculos en el camino a Tánger
En marzo de 1946, tras la salida del General Charles de Gaulle del gobierno francés, Eirik Labonne fue nombrado nuevo residente general en Marruecos. Este nombramiento coincidió con varios eventos internacionales, como la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial y la condecoración del Sultán Mohammed Ben Youssef como «Compañero de la Liberación» por el Elíseo. En Marruecos, unos meses más tarde, los partidos políticos presentaron sus demandas de reforma al Residente General, propuestas que los franceses consideraron «prematuras e inadecuadas». Francia sospechaba que estas reformas buscaban debilitar su administración y fortalecer el papel del sultán.
La relación entre el sultán y el Residente General era tensa. Ahmed Rachid documenta en las «Memorias del patrimonio marroquí» que la relación entre Mohammed Ben Youssef y Eirik Labonne estaba marcada por la desconfianza. «No cabe duda de que el sultán está cada vez más irritado por el término "protectorado" y el sistema que impone. Tampoco hay duda de que apoya a los nacionalistas (...) y que el pueblo lo ve como un líder que favorece el enfriamiento de las relaciones con Francia», confiaba Labonne al historiador Charles-André Julien.
Esta situación se evidenció durante la visita del sultán a Fez, donde fue recibido como un salvador, lo que alarmó a las autoridades coloniales. Dos semanas después, Mohammed Ben Youssef anunció su intención de visitar Tánger, una ciudad que no había recibido la visita de un sultán cherifiano en más de cincuenta años. En respuesta, el 7 de abril en Casablanca, tiradores senegaleses abrieron fuego contra una multitud sin motivo aparente, dejando cientos de muertos. Este acto fue interpretado por el entorno del sultán como un intento de disuadir su visita a Tánger.
Sin embargo, el intento fracasó. El 9 de abril de 1947, el sultán cherifiano, acompañado de sus hijos Moulay Hassan y Moulay Abdallah, y su hija mayor Lalla Aicha, abordó un tren hacia Tánger. Primero, se dirigieron a Tetuán y luego almorzaron en Assilah con el representante del sultán en Tetuán, Moulay El Mehdi.
El sultán Mohammed Ben Youssef en compañía de su representante en Tetuán, Moulay El Mehdi, el 9 de abril de 1947 en Assilah. / Ph. «Memorias del patrimonio marroquí»
Al día siguiente, Mohammed Ben Youssef fue recibido calurosamente en Tánger. Allí, en el jardín de la Mendoubiya, pronunció un discurso emblemático que revitalizó la esperanza de los marroquíes, provocando la ira de las autoridades francesas.
El enfrentamiento entre el sultán y la Residencia General
En su discurso, el futuro Mohammed V se dirigió al pueblo marroquí con referencias religiosas y mencionó eventos trágicos que «alejaron el Oriente del Magreb antes de dividir la unidad de un país que abogaba por la unidad». Destacó el papel de la Liga Árabe, afirmando que «ha fortalecido los lazos entre los países árabes y ha permitido a los líderes y monarcas árabes unificar sus estrategias».
«El derecho del pueblo marroquí no está perdido y no lo estará. Nos aseguraremos, si Dios quiere, de preservar la unidad del país y su desarrollo para realizar el sueño que refrescará el corazón de todo marroquí (...) Hemos venido a Tánger para informarnos sobre la situación del pueblo como un padre afectuoso, consciente de sus obligaciones y dispuesto a realizarlas para aliviar su conciencia y satisfacer a su creador.»
El día también estuvo marcado por discursos del príncipe heredero Moulay Hassan y la princesa Lalla Aicha. El futuro rey Hassan II rindió homenaje a los tangerois, afirmando: «Si el rey visita hoy Tánger, es para rendir homenaje a su pueblo y su apego al trono alauita y animar a sus hombres (...) Su rey vela por preservar su derecho a la vida como pueblo musulmán y árabe que no aceptará otra alternativa frente al islam y el arabismo». Lalla Aicha se destacó como símbolo de la mujer marroquí y árabe, moderna y luchadora por la independencia y la emancipación femenina en Marruecos.
El príncipe heredero Moulay Hassan y su hermana Lalla Aicha, el 10 de abril de 1947 en Tánger. / Ph. «Memorias del patrimonio marroquí»
El sultán concluyó su discurso sin mencionar a Francia, a diferencia de sus intervenciones anteriores, ignorando un párrafo añadido por la Residencia General que lo instaba a alabar al pueblo francés. Estas omisiones fueron vistas por la Residencia General como un desafío y una amenaza. Mohammed Ben Youssef y su familia permanecieron en Tánger hasta el 12 de abril de 1947.
El sultán Mohammed Ben Youssef dejando Tánger el sábado 12 de abril. / Ph. «Memorias del patrimonio marroquí»
El impacto del discurso se sintió en todo el norte de África y el Medio Oriente, llegando incluso al Senado francés, lo que llevó a las autoridades coloniales a reemplazar a Labonne por el General Alphonse Juin en mayo de 1947. La crisis entre el sultán y la Residencia General continuó, incluso después de la visita del sultán a Francia en octubre de 1950. Un año después, en julio de 1951, Juin fue reemplazado por Augustin Guillaume. Mohammed Ben Youssef fue depuesto y reemplazado por su tío Mohammed Ben Arafa.
El sultán fue deportado primero a Córcega y luego a Madagascar. Contrariamente a lo esperado por Francia, la deportación de Mohammed V solo fortaleció la determinación del pueblo y del movimiento nacionalista. Una ola de violencia y atentados sacudió las grandes ciudades, mostrando que los marroquíes estaban decididos a expulsar al colonizador y lograr la independencia del reino.