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Ramadán en la Historia #26: Zallaqa o la batalla que retrasó la caída de Al Ándalus

Después de que Al Ándalus se dividiera en pequeños estados beligerantes, los castellanos aprovecharon la situación y comenzaron a lanzar incursiones contra los musulmanes, hasta que el Estado almorávide intervino enviando un poderoso ejército que derrotó a los cristianos y unificó nuevamente el país bajo una sola bandera.

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Foto de ilustración. / DR
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La batalla de Zallaqa, también conocida como la batalla de Sagrajas, es un hito histórico que muchos historiadores sitúan en el noveno día del Ramadán del año 479 de la hégira (1086 d.C.). Este enfrentamiento fue crucial para asegurar la presencia musulmana en Al-Ándalus durante cuatro siglos más.

En 1031, el dominio de los Omeyas en Al-Ándalus llegó a su fin, fragmentándose el territorio en múltiples pequeños estados en constante conflicto. Cada príncipe estableció su propio reino, creando una clase dirigente formada por sus familiares y allegados. Esta situación fue aprovechada por los cristianos, quienes comenzaron a intervenir en los asuntos internos de estos reinos, llegando incluso a imponer tributos a algunos de ellos.

Esta etapa es conocida como la era de los «Reinos de Taifas», caracterizada por intensas luchas internas. Uno de los estados más poderosos era el de los Banu Abbad en Sevilla, que controlaba vastas áreas del sur de la península ibérica. En 1068, Al-Mu'tamid ben Abbad ascendió al trono tras aliarse con el rey Alfonso VI de Castilla, con el objetivo de expandir su territorio a cambio de tributos. Sin embargo, esta situación favoreció a los castellanos, quienes finalmente ocuparon Toledo en 1085.

Ante la amenaza castellana, los reyes de las Taifas decidieron buscar ayuda externa. Según el libro «Al-Mu'tamid ben Abbad» de Ali Adham, se celebró una reunión en Córdoba donde acordaron solicitar el apoyo de los musulmanes de Ifriqiya. Sin embargo, las advertencias del juez Abdullah bin Muhammad bin Adham llevaron a los reyes a dirigirse a Yusuf ben Tashfin, sultán de los almorávides.

Alfonso VI derrotado por el ejército almorávide

Por su parte, Alfonso VI de Castilla se preparó para el enfrentamiento, buscando la ayuda de otros principados cristianos, como Sancho I de León y Navarra y el conde Bernardo Ramón de Barcelona, según relata Shawki Abu Khalil en «Zellaqa dirigida por Yusuf ben Tashfin». Trece reyes de las Taifas firmaron una carta solicitando la intervención de Yusuf ben Tashfin.

Tras consultar con líderes religiosos, el sultán almorávide aceptó la invitación. En 1086, cruzó con su ejército desde Ceuta hacia Algeciras, donde acampó. Los reyes de las Taifas unieron fuerzas, proporcionando suministros y tropas al ejército almorávide, que ben Tashfin insistió en comandar personalmente.

Según el libro de Shawki Abu Khalil, ambos ejércitos acamparon «cerca de Badajoz en una llanura rodeada de bosques. La narrativa árabe la llama Zellaqa, mientras que la cristiana la denomina Sagrajas. Un pequeño río separaba ambos ejércitos». Ben Tashfin ofreció a Alfonso VI tres opciones: convertirse al islam, pagar tributo a los musulmanes o prepararse para la batalla. Alfonso VI respondió que se encontrarían «en el campo de batalla».

El día de la batalla, los combates fueron intensos y miles de soldados cayeron bajo las espadas almorávides. Alfonso y su ejército quedaron atrapados entre las fuerzas de Ibn Abbad y ben Tashfin, sobreviviendo solo unos cuatrocientos o quinientos caballeros, la mayoría heridos, junto a su rey.

Tras esta derrota, Alfonso VI logró reunir un nuevo ejército, con apoyo de Francia y Normandía-Alemania. El espíritu de las cruzadas atrajo a voluntarios cristianos a España para luchar contra el islam. Al-Mu'tamid ben Abbad volvió a solicitar ayuda a Yusuf ben Tashfin, quien regresó con su ejército en 1088, estabilizando la situación en Murcia antes de retornar a Marrakech.

Fatwas para derrocar a los reyes de las Taifas

Posteriormente, algunos reyes de Al-Ándalus intentaron consolidar su poder, incluso estableciendo alianzas secretas con Alfonso VI. Al enterarse, Yusuf ben Tashfin solicitó fatwas a los ulemas para regresar y enfrentar a los reyes de las Taifas.

«Abu Hamid al-Ghazali y Abu Bakr al-Tartushi enviaron una carta a ben Tashfin exhortándolo a servir al islam y proporcionándole fatwas sobre los reyes de las Taifas. Estas pruebas indican que ulemas, juristas, jueces, e incluso el califa de Bagdad allanaron el camino para que ben Tashfin derrocara a los reyes de las Taifas.»

Extracto de «Zellaqa dirigida por Yusuf ben Tashfin»

El sultán almorávide cruzó nuevamente con una fuerza significativa desde Ceuta a Algeciras, avanzando hacia Toledo. «A medida que se acercaba a la capital de Castilla, envió batallones hacia varias ciudades y él mismo se dirigió a Granada, capturando ciudades sucesivamente». Regresó a Ceuta y marchó hacia Al-Ándalus con cuatro ejércitos, cada uno bajo un comandante especial, para eliminar a los reyes de las Taifas. El primer objetivo fue Al-Mu'tamid ben Abbad, rey de Sevilla, cuya caída provocó la de los demás.

Al-Mu'tamid suplicó a Alfonso que enviara refuerzos, pero los almorávides lo derrotaron y capturaron. Según el mismo libro, «los almorávides conquistaron todos los estados de Al-Ándalus: Granada, Málaga, Jaén, Córdoba, Sevilla y Almería, en un tiempo no superior a dieciocho meses».

Así, en 1094, toda la España musulmana pasó a manos de los almorávides, excepto Zaragoza, donde Abu Jaafar Ahmed bin Hood mantuvo su autoridad con el apoyo almorávide, gracias a su conocida resistencia al avance cristiano.

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