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El gobierno sudafricano enfrenta un creciente movimiento independentista en Ciudad del Cabo. Los líderes de este movimiento, afrikáneres blancos descendientes de colonos neerlandeses, se han agrupado bajo el «Grupo de Defensa de la Independencia del Cabo (CIAG)». Tienen previsto viajar a Estados Unidos en abril para buscar el apoyo de Donald Trump a su causa. Cabe recordar que el presidente estadounidense declaró en febrero que «la minoría blanca» en Sudáfrica «es víctima de una discriminación racial injusta».
El CIAG exige a las autoridades sudafricanas «la organización de un referéndum de autodeterminación» en Ciudad del Cabo. Esta demanda fue rechazada esta semana por el presidente Cyril Ramaphosa, según indicó el portavoz de la presidencia, según informaron medios locales. «Nuestra democracia constitucional, establecida en 1994, ha creado una sociedad no racial única que reconoce y protege nuestra unidad y diversidad. Desde Musina hasta Ciudad del Cabo, formamos una sociedad democrática que nunca debe caer en divisiones raciales», subrayó.
«Ninguna parte de nuestro magnífico país puede ser autorizada a separarse. El presidente insta a todos a ejercer su derecho constitucional, pero sin comprometer la democracia constitucional en Sudáfrica», advirtió el portavoz.
La postura del gobierno de Ramaphosa recuerda a la de Argelia frente a las demandas independentistas del Movimiento para la Autodeterminación de la Cabilia (MAK), liderado por Ferhat Mehenni. Argel incluso ha clasificado al MAK como una organización terrorista. A pesar de su oposición a los movimientos separatistas internos, Argel y Pretoria son dos aliados incondicionales del Polisario.
