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Ramadán en la Historia #21: El comienzo de la revelación del Sagrado Corán

El mes de Ramadán está asociado con numerosos eventos importantes en la historia de la nación islámica, en particular la revelación del Sagrado Corán al Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él).

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La Cueva de Hira, el lugar donde el Profeta Mahoma recibió sus primeras revelaciones de Dios. / DR
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La revelación del Sagrado Corán y el inicio de la profecía se produjeron durante la Noche del Destino. Según el Sagrado Corán, Dios Todopoderoso afirmó: «Lo hicimos descender (el Corán) durante la noche de Al-Qadr». En su obra Arrahiq al Makhtoum, Safa al-Rahman al-Mubarakfuri precisa: «Tras analizar las evidencias, podemos situar el día de la revelación en un lunes, el 21 de Ramadán, correspondiente al 10 de agosto del año 610».

Por su parte, Abdel Moneim Al-Hefni, en su libro Enciclopedia de la Madre de los Creyentes, Aisha, señala que «el periodo de revelación se extendió durante seis meses, hasta que el ángel Jibril descendió en el mes de Ramadán». Agrega: «El Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) tenía cuarenta años cuando recibió el mensaje».

En El Sagrado Corán y las sospechas de los orientalistas, Abdullah Khader Hamad explica que «la revelación del Corán fue progresiva, a diferencia de la Torá y el Evangelio, que fueron revelados de una sola vez».

Mahmoud Ahmed Ghazi, en su obra Lecturas en las ciencias del Sagrado Corán, destaca que «el mes bendito de Ramadán parece tener un vínculo especial con la revelación. Algunos sugieren que la Torá y el Evangelio también fueron revelados durante este mes. Así, es posible que todos los libros celestiales hayan sido revelados durante el Ramadán».

La primera revelación del Corán

En La Meca, donde predominaba la adoración a los ídolos, el Mensajero de Dios se mantenía firme en su rechazo a esta práctica. Mohammed nunca participó en la idolatría y frecuentemente se retiraba a la cueva de Hira, en el monte Jabal Al Nour, ubicado en las afueras de La Meca, con vistas a la Kaaba.

En este lugar, reflexionaba sobre la creación y la magnificencia de Dios, buscando una forma de adoración más pura. Fue aquí donde el ángel Gabriel, que la paz sea con él, se le apareció. Según se relata en Sahih Al-Bukhari, Jibril le dijo repetidamente «lee» antes de revelar la sura Al-Alaq: «Lee, en el nombre de tu Señor que creó, que creó al hombre de una adherencia. ¡Lee! Tu Señor es el Más Generoso, quien enseñó con la pluma, enseñó al hombre lo que no sabía».

Imagen del Sagrado CoránImagen del Sagrado Corán

Después de este impactante encuentro, el Profeta regresó a su hogar, estremecido por la experiencia. Relató a su esposa Jadiya lo ocurrido, y ella lo reconfortó ante la magnitud de este acontecimiento.

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