El 20 de Ramadán del año 8 de la Hégira, correspondiente al 10 de enero del 630, marcó un hito en la historia del islam cuando los musulmanes, liderados por el profeta Mahoma —que la paz y las bendiciones de Alá sean con él—, entraron en La Meca con un ejército imponente, sin encontrar resistencia alguna de los Quraysh. Este suceso representó un punto de inflexión crucial en la expansión del islam por la península arábiga.
Desde el inicio de su misión, el profeta y sus seguidores sufrieron constantes ataques por parte de los politeístas de Quraysh en La Meca, lo que los obligó a emigrar a Medina. Tras este éxodo, regresar a La Meca parecía imposible.
En el sexto año de la Hégira, el profeta tuvo un sueño en el que se veía entrando en La Meca con sus compañeros. Al día siguiente, les pidió que se prepararan para una peregrinación pacífica, sin intenciones hostiles hacia los Quraysh.
Las causas de la conquista
A pesar de sus intenciones pacíficas, los líderes de Quraysh negaron el acceso a La Meca, lo que llevó a negociaciones que culminaron en el tratado de paz de Hudaybiyah. Este acuerdo establecía una tregua de diez años y permitía a los musulmanes regresar al año siguiente para la peregrinación, tras abandonar La Meca ese año.
El tratado también prohibía atacar a las tribus aliadas y estipulaba que los musulmanes devolverían a cualquier Qurayshita que se uniera a ellos sin permiso, mientras que Quraysh podía acoger a los musulmanes que regresaran. Cada parte podía elegir sus alianzas, ya sea con Mahoma o con Quraysh y La Meca.
La tribu de los Banu Khuza'ah se unió a la alianza musulmana, mientras que los Banu Bakr se aliaron con Quraysh. Sin embargo, en el año 8 de la Hégira, Quraysh rompió el tratado al apoyar a los Banu Bakr en un ataque contra los Banu Khuza'ah.
En respuesta, el Profeta movilizó su ejército, manteniendo en secreto sus intenciones de marchar hacia La Meca, como relata Ali Muhammad Al-Sallabi en su obra «La biografía del Profeta». «Cuando el Profeta Mahoma decidió conquistar La Meca, mantuvo el secreto para que Quraysh no pudiera prepararse. Ni siquiera informó a sus allegados, como Abu Bakr Al-Siddiq o su esposa Aisha, de sus verdaderas intenciones», señala.
El 10 de Ramadán, el ejército musulmán, compuesto por 10,000 hombres, partió de Medina y llegó a La Meca en diez días, según Ibn Al-Athir Al-Jazari en «Al-Kamil en la historia». El profeta diseñó un plan para entrar en la ciudad desde cuatro frentes, dejando a los Quraysh impotentes ante el avance musulmán.
En «Assirah Annabaouiya», Ragheb Al-Sarjani relata que «los ejércitos islámicos entraron en La Meca tal como había previsto el mensajero. La mayoría de los habitantes se quedaron en sus casas y las calles estaban casi desiertas». «El deseo del Mensajero era evitar combates, especialmente en esta tierra sagrada», añade.
Los resultados de la conquista de La Meca
El profeta Mahoma decidió perdonar a los habitantes de La Meca, reunidos alrededor de la Kaaba, a pesar de los agravios sufridos por él y los musulmanes. Según «Assirah Annabaouiya», la entrada de los musulmanes a La Meca fue «el momento más grande de la biografía del Profeta, borrando el sufrimiento y el dolor, un momento esperado por los musulmanes durante más de veinte años, donde el santuario de Dios sería regido por la ley divina, tras trece años de dolor, tortura y persecución en La Meca».
La misma fuente destaca: «El día de la conquista de La Meca fue notable, lleno de enseñanzas: dominar la situación, realizar la verdad, destruir la mentira rompiendo los ídolos, unir los corazones, perdonar a los enemigos más feroces y llevarlos al islam con alta moralidad, entre otras grandes acciones del Profeta ese día».
El número 29 de la revista mensual «Daaouat Al Haq», editada por el ministerio de Habous y Asuntos Islámicos, señala que «la conquista de La Meca fue el punto de inflexión más crucial en la historia del llamado del Mensajero de Dios, eliminando la resistencia más grande y violenta, que era una barrera sólida entre los árabes y el islam». «Los árabes miraban a Quraysh con veneración, adoptando su posición respecto al islam», se explica.
La revista añade que «cuando los árabes vieron al ejército musulmán entrar victorioso en La Meca, comprendieron que la Providencia divina los protegía. Al rendirse Quraysh y al ver los árabes la fuerza de los musulmanes, se apresuraron a convertirse al islam en masa».