En el siglo XII, Salaheddine El Ayoubi, con gran destreza, logró desmantelar el califato fatimí que había perdurado 262 años. Así, estableció un estado ayubí bajo el auspicio de los abasíes, unificando Egipto, la Gran Siria, el Hiyaz, Tihama y Yemen bajo la bandera abasí.
Una vez unificados los territorios islámicos, decidió enfrentarse a los cristianos, como se detalla en el libro «Al-Musawwar fi al-Tarikh» de Shafiq Juha, Mounir al-Baalbaki y Bahij Othman. Según la obra, su estado islámico «fuerte y unificado rodeaba el reino de Jerusalén y los emiratos cristianos del norte, este y sur», destacando que el líder estaba «seguro de su unidad y cohesión».
«Procedió a ejecutar la segunda fase de su plan político: combatir a los caballeros cruzados y expulsarlos del territorio», señala la misma fuente. En aquel entonces, las regiones islámicas, y Al Qods en particular, estaban bajo dominio cristiano, con señores y caballeros feudales autoproclamados príncipes y reyes de estas tierras.
Una violación de la tregua
Reinaldo de Chatillon, caballero cruzado de origen francés y príncipe de Antioquía entre 1153 y 1160 o 1161, rompió la tregua vigente entre musulmanes y cristianos desde 1180 al atacar una caravana que iba de El Cairo a Damasco, saqueando sus bienes y capturando a sus integrantes. Este acto provocó que Salaheddine El Ayoubi se dirigiera hacia Al Qods. El 26 del mes de Ramadán, equivalente al 17 de noviembre de 1187, su ejército se enfrentó a las fuerzas cruzadas en la batalla de Hattin, cerca de Tiberíades y Nazaret en Palestina. Este enfrentamiento marcó el inicio del declive cristiano en la región.
En el libro «Batallas de los musulmanes durante el Ramadán», Abdulaziz bin Rashid Al-Obeidi describe que «la más grande de ellas (las guerras islámicas, ndlr) fue el día de Hattin, cuando las cruces fueron quebradas y retrocedieron». «Los cruzados sufrieron una derrota devastadora, seguida de la gran conquista de Al Qods», añade.
Mahmoud Sheet Khattab, en su obra «Entre fe y liderazgo», detalla la batalla. «Entre los cautivos estaban el rey de Al Qods, Reinaldo de Chatillon y numerosos caballeros. Los musulmanes también capturaron la Gran Cruz, conocida como la Santa Cruz, que según los cristianos contenía un fragmento de la madera en la que Jesucristo fue crucificado», informa.
Una recuperación gloriosa de Al Qods
El libro «Los turcos en la Edad Media: Bizancio, los selyúcidas de Roma y los otomanos» de Atta Zubaydah relata que «en la batalla de Hattin durante el Ramadán de 583 AH - julio de 1187 d.C., el ejército cruzado fue derrotado y el rey de Jerusalén junto a sus líderes fueron capturados. La caída de Al Qods en manos musulmanas conmocionó al mundo occidental, especialmente al papado», señala.
«Los príncipes y prisioneros fueron llevados ante Salaheddine El Ayoubi. El sultán ejecutó a Reinaldo de Chatillon con sus propias manos, cumpliendo su promesa y castigando su persistente traición, su osadía al atacar peregrinos y su intento de marchar hacia la tumba del Profeta Mahoma para atacarla.»
El mismo libro destaca que la batalla de Hattin fue «una de las batallas islámicas decisivas», marcando el inicio de las victorias musulmanas sobre los cristianos. Salaheddine aprovechó su triunfo en Hattin para demostrar su capacidad de liderazgo, «aislando Al Qods del norte y de sus regiones vecinas. Así, la privó de suministros terrestres, dejándola dependiente únicamente de los marítimos, antes de recuperar Ascalón y otros puertos para aislar aún más Al Qods». De esta manera, la ciudad quedó desprovista de recursos de combate y sin esperanza de recibir ayuda por tierra o mar de los cruzados.
Ante la gravedad de la situación, los cruzados enviaron una delegación a Salaheddine El Ayoubi para negociar, pero el sultán inicialmente se negó, recordándoles las atrocidades cometidas por sus predecesores al tomar Al Qods, donde asesinaron a miles de musulmanes indefensos. Finalmente, accedió a conceder seguridad a los cruzados. Según el libro «Entre fe y liderazgo», el sultán impuso ciertas condiciones: «Que los cristianos entreguen la ciudad santa, que se les garantice seguridad en sus posesiones y que sean considerados prisioneros, permitiéndoles ser rescatados en un plazo de cuarenta días, con un rescate de diez dinares por hombre, cinco por mujer y un dinar por niño.»
Salaheddine El Ayoubi entró en Al Qods el 2 de octubre de 1187, retiró la cruz del Domo de la Roca y se dedicó, durante su reinado, a la arquitectura y fortificación de la ciudad santa.