En la actualidad, la hora de romper el ayuno se ha convertido en un verdadero festival gastronómico. Sin embargo, en los primeros tiempos del islam, los musulmanes, guiados por el Profeta Mahoma (Que la paz y la bendición de Dios sean con él), valoraban la sencillez, comiendo con moderación y compartiendo generosamente con los más necesitados.
«El Profeta acostumbraba a consumir lo justo, evitando cualquier tipo de exceso. En el mundo islámico existen muchas tradiciones, pero lo fundamental es no comer en exceso y mantener una dieta equilibrada», destaca el Dr. Mustapha Benhamza, presidente del consejo regional de ulemas del Oriental.
El Profeta aconsejaba: «Si alguno de ustedes rompe el ayuno, que lo haga con dátiles, pues son una bendición. Si no tiene, que lo haga con agua, porque es pura».
Según los relatos de Abou Daoued, Anas y Attermiedi, «el Profeta Mahoma rompía el ayuno con algunos dátiles frescos antes de rezar. Si no los encontraba, optaba por dátiles secos (Tamr); y en su defecto, bebía simplemente algunos sorbos de agua».