La reciente Semana Santa ha sido ocasión, como cada año, para que buen número de españoles cumpliesen con el agradable rito de pasar las vacaciones en el vecino Marruecos. Es preciso reconocer, año tras año, el visible salto adelante, cualitativo y cuantitativo, económico y social, de nuestro vecino del sur, un cambio de progreso que se inició en el reinado de Hassan II "el modernizador" y que ahora visiblemente acentúa y acelera su hijo y actual monarca Mohamed VI, nieto de Mohamed V "el libertador". En ese país maravilloso, donde la amistad hacia España es visible en cada lugar que se visita, la modernización tecnológica tiene ya niveles europeos, mientras la estructura económica crece y cobra consistencia. En este escenario, la población, muy especialmente los jóvenes, muestra signos visibles de europeización y de apertura hacia el pluralismo cultural.
Nada que ver el Marruecos modernizado y abierto de hoy, casi me atrevería a escribir que occidentalizado, con esos países islámicos sumidos en el tenebrismo cultural y político, que tienen su máximo exponente en el Irán fanatizado, manifiestamente neonazi, de los ayatolás. Por el contrario, el Marruecos de hoy permite abrigar la esperanza de que sea posible alguna convergencia entre el Islamismo y la Civilización, porque de hecho esa convergencia ya se está produciendo en el país alauita, llamado a ser, con toda evidencia y a muy corto plazo, el punto de apoyo del histórico salto del continente africano hacia la modernidad.
Lo primero que sorprende al visitante es la supervivencia del idioma español en casi cualquier lugar de Marruecos, incluso en las zonas más alejadas de lo que fue nuestra presencia colonial. Por supuesto que predomina el uso del árabe y, en segundo lugar, del francés, pero el español sigue vivo por toda la compleja geografía del Reino de Marruecos, donde por cierto los jóvenes muestran una envidiable voluntad lingüística, que se traduce en el uso muy generalizado del inglés y de otros idiomas europeos. No sólo en las grandes ciudades, sino incluso en casi cualquier lugar de Marruecos el visitante europeo, y desde luego el español, no tiene problemas para entender y hacerse entender.
No hay problemas entre España y Marruecos. Es cierto que los marroquíes muestran un afecto más especial hacia sus vecinos canarios, pero sin que en ningún momento ni a nivel alguno, político o popular, se advierta el menor indicio de pretensiones sobre el archipiélago, que oficial y popularmente todos reconocen como tierra inequívocamente española y amiga. Tuve ocasión de conversar con algunos personajes relevantes sobre el espinoso tema de las grandes bolsas de petróleo detectadas por los satélites en los fondos marinos del archipiélago y encontré el reconocimiento unánime y expreso de que su eventual explotación corresponde a Canarias y tan sólo hay el deseo o la voluntad de alguna fórmula de explotación compartida para las bolsas que pudieran estar en los fondos marinos situados entre el archipiélago y la costa magrebí. Nada, pues, que no pueda ser dialogado y negociado con éxito y mutuo interés.
La conclusión final es que Marruecos se nos presenta a los españoles como una gran oportunidad. Desde Marruecos se modernizará en las próximas décadas todo el inmenso continente africano, y en ese proceso de modernización y desarrollo deben estar, tienen que estar, desde el primer momento, es decir, ahora ya, las empresas españolas, no sólo las de los sectores de la construcción y los servicios, sino también las tecnológicas.
Sobran datos y argumentos que hacen fundada la impresión de que el actual monarca Mohamed VI quiere acelerar y profundizar el proceso de modernización iniciado por su padre Hassan II, y que es sin duda, como lo fue su llorado padre, un sincero amigo de Occidente y de España. Bien es cierto que el momento actual de nuestro país, sumido en una crisis política de hondura sin precedentes desde el inicio de la transición y con una presidencia que ha perdido cualquier capacidad de liderazgo, no es el mejor para grandes iniciativas exteriores, pero si en algo pueden y debieran converger las izquierdas y las derechas españolas es precisamente en una política común respecto a Marruecos y, por tanto, respecto al proceso de modernización de África. Suena a frase hecha, pero aun siéndolo es de contenido muy real: lo que sea bueno para el progreso y las libertades de Marruecos, y por tanto de África, será bueno para España y para Europa.
Hola Ridu, Me parece muy bien que hayas colgado informacion, no nos dices tu punto de vista, el Sr Carlos E. Rodriguez dice su punto de vista como espanol que pasa unos dias de vacaciones o de "trabajo" en Marruecos, lo que no significa que conoce muy bien el pais, y conoce sus habitantes, y cultura... Tu que has pasado unos dias por alli, que opinas? Yo resumo el articulo como algo muy subjetivo y que aporta solo lo superficial...Marruecos le queda mucho para desarrollarse, empezando con el anafabetismo que tiene una tasa superior al 60%, el indice de desarrollo humano le falta mucho que desear... es cierto que avanza pero no del todo...las libertades mejoran, pero no mejora el bienestar social, todo el mundo quiere emigrar...sin hablar de la corrupcion que es algo casi natural en la sociedad marroqui... enfin... sigo esperando una respuesta concreta... un saludo
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