Este verano, Marruecos enfrenta una serie de intensas olas de calor, con temperaturas que alcanzan hasta los 47 grados. Estas condiciones extremas no solo representan un riesgo para la salud física, con problemas que van desde el agotamiento por calor hasta trastornos cardiovasculares y dificultades respiratorias, sino que también tienen un impacto significativo en la salud mental.
Las altas temperaturas no solo desafían al cuerpo; también afectan gravemente nuestro bienestar psicológico. Diversos estudios han destacado la conexión entre la exposición al calor extremo y el aumento de problemas de salud mental.
A menudo opacados por los síntomas físicos, los efectos psicológicos del calor pueden alterar la vida diaria, tensar las relaciones personales y agravar problemas de salud mental preexistentes. Más allá del cuerpo, ¿cómo reacciona entonces la mente a estas temperaturas sofocantes?
Ansiedad y malestar
El calor extremo puede desencadenar angustia emocional al activar la respuesta al estrés del cuerpo. Un estudio de 2023, titulado «High Temperatures on Mental Health: Recognizing the Association and the Need for Proactive Strategies», examina cómo el calor puede afectar el bienestar mental.
Con el aumento de las temperaturas, el cuerpo libera hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina, generando sensaciones de inquietud, malestar o nerviosismo. Esta respuesta puede agravar la ansiedad existente o desencadenar nuevos síntomas.
Irritabilidad y agitación
La misma respuesta al estrés puede intensificar la irritabilidad y la ira. Los niveles elevados de cortisol y adrenalina pueden hacer que las personas sean más reactivas emocionalmente, más propensas a la irritabilidad y la frustración. Estos cambios pueden aumentar la impaciencia y los conflictos interpersonales, subrayando la relación entre el calor y la regulación emocional.
Trastornos del estado de ánimo
Los cambios de humor y la inestabilidad emocional son síntomas frecuentemente reportados durante las olas de calor. Otro estudio, titulado «Impacts of Extreme Heat on Mental Health», señala que «permanecer en interiores para protegerse del calor» puede reducir las interacciones sociales, aumentando los sentimientos de soledad y aislamiento, lo que puede exacerbar los trastornos depresivos.
Además, los cambios de humor pueden estar relacionados con las alteraciones del sueño provocadas por el calor, que interfiere con los patrones naturales de descanso. Las altas temperaturas nocturnas dificultan conciliar el sueño, provocan despertares frecuentes y un descanso de mala calidad, lo que a su vez puede acentuar los problemas de salud mental y contribuir a la fatiga, irritabilidad o inestabilidad emocional.
La tristeza veraniega
Aunque el trastorno afectivo estacional (TAE) se asocia comúnmente con el invierno, algunas personas experimentan una forma similar de depresión en primavera o verano. Aunque la causa exacta de la depresión veraniega no se comprende completamente, el hospital psiquiátrico más grande de Canadá, CAMH, sugiere que el calor, la humedad, la duración prolongada del día y las rutinas diarias alteradas podrían ser posibles desencadenantes.
Exacerbación de condiciones de salud mental preexistentes
Además de estos efectos, el calor extremo puede intensificar los síntomas en personas con problemas de salud mental preexistentes. Aquellos que viven con ansiedad, depresión o trastorno bipolar pueden ser especialmente vulnerables durante las olas de calor, experimentando síntomas más severos y requiriendo un mayor apoyo psicológico.