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Durante un viaje organizado por la Oficina Nacional de Turismo de Marruecos (ONMT) para explorar la región de Dakhla, Yabiladi tuvo la oportunidad de descubrir un lugar verdaderamente especial. A tan solo 35 kilómetros de la ciudad, en pleno desierto marroquí, se encuentra la fuente termal Asmaa, conocida por su agua caliente y su característico olor.
Para llegar a este oasis en el desierto, es necesario aventurarse por un camino de arena después del kilómetro 25. Los vastos paisajes desérticos se extienden hasta donde alcanza la vista, y la primera impresión es la de estar perdido en medio de la nada. De repente, una pequeña construcción se revela, rodeada de turistas. Es una escena curiosa: visitantes sonrientes capturan el momento con fotos y videos en un entorno tan inhóspito. ¿Un espejismo?
Pocos minutos después, el misterio se aclara. Un potente chorro de agua emerge, maravillando a los turistas que, por turnos, disfrutan de «un baño» en la fuente termal de Asmaa. El intenso olor a azufre impregna el aire, un aroma que los aficionados a Moulay Yaacoub sin duda reconocerán y apreciarán.
Los turistas disfrutan mucho sumergiéndose bajo el agua de la fuente termal. / Ph. Zaïnab Aboulfaraj - Yabiladi
Un agua a una temperatura que ronda los 30 grados
Según Daifallah Endour, delegado regional de turismo de Dakhla – Oued Eddahab, contactado por Yabiladi, el nombre Asmaa es relativamente reciente. «Es solo un nombre que encontramos para las personas que transportan turistas hacia la fuente. No hay realmente un nombre propio con valor histórico», señala el responsable.
«La parada es imprescindible en las excursiones turísticas. Una de las particularidades de esta fuente es la calidad de la temperatura del agua, que ronda los 30 grados, así como su potente caudal.»
Daifallah Endour menciona proyectos futuros, como la construcción de una verdadera estación termal. «Existe un proyecto en este sentido, para desarrollar un concepto de desarrollo de una fuente termal en el marco del programa de desarrollo de turismo rural y naturaleza», explica el delegado regional de turismo de Dakhla – Oued Eddahab.
Ph. Zaïnab Aboulfaraj - Yabiladi
De azufre y agua
El agua sulfurada, caracterizada por su alto contenido de azufre, emite un aroma distintivo similar al de los huevos podridos. Esta agua puede ser ingerida o aplicada y está «indicada principalmente para procesos reumáticos, dermatológicos como eczemas, queratosis, psoriasis o pruritos, y para afecciones respiratorias crónicas como laringitis, rinitis, bronquitis y asma», explica un sitio especializado en balneoterapia y talasoterapia.
La agencia de la cuenca hidráulica de Sakia El Hamra – Oued Eddahab es propietaria de la perforación hidráulica que da origen a la fuente termal. Hassan Draoui, ingeniero y jefe de servicio de obras y asistencia técnica, declara a Yabiladi que la «naturaleza del acuífero es artesiana, lo que significa que cuando se abre la perforación, el agua sale con gran presión».
«Es la misma agua que abastece a los habitantes de Dakhla.»
El ingeniero explica que para que los habitantes se deshagan del peculiar olor del agua, utilizan un método tradicional: «Simplemente colocan el agua en recipientes de cobre durante 24 a 48 horas». El proceso industrial, sin embargo, es diferente. «Hay una estación de desmineralización», pero el azufre se elimina «en piscinas de aireación».
Después de disfrutar del agua cristalina de la laguna, acariciada por los fuertes vientos de Dakhla, la Duna Blanca conmovedora en su fragilidad, y la Isla del Dragón con su notable ecosistema, un desvío hacia esta fuente termal ofrece una pausa refrescante en pleno desierto.
