Desde hace 900 años, la curtiduría de Chouara ha sido el corazón de la producción de cuero en Fez. Aquí, los curtidores se esfuerzan por tratar entre 2,911 y 5,132 pieles de cuero, manteniendo viva una tradición centenaria. Situada en el barrio de Blida, frente a la zaouïa Sidi Hammoumi y Derb El-Mitta, esta curtiduría es un imán para los turistas que visitan la capital espiritual de Marruecos. Es una de las tres curtidurías que aún perduran en la medina.
Los visitantes se detienen en las terrazas que rodean la curtiduría para observar el proceso ancestral que transforma las pieles en cuero. En un área de 7,200 m², de los cuales 4,000 m² están cubiertos, se distribuyen 193 talleres donde más de 419 artesanos trabajan arduamente.
Para descubrir esta maravilla sensorial, hay que adentrarse en el laberinto de callejuelas de la ciudad vieja y seguir el rastro del fuerte olor que emana de las tinas. Este aroma, aunque intenso, es parte del encanto del lugar. Los comerciantes, siempre atentos, ofrecen menta fresca a los turistas para suavizar la experiencia olfativa.
Una multitud de colores en las tinas de la curtiduría tradicional. / Ph. DR
Un lugar imprescindible para capturar en imágenes
Todos los días, excepto los viernes, los visitantes pueden disfrutar de las vistas desde las terrazas que dominan Chouara. Desde allí, observan «el trabajo de los hombres, la mayoría del tiempo de pie con las piernas desnudas en las enormes tinas, tiñendo, limpiando, enjuagando pieles de oveja, cabra, vaca o dromedario», como describe Le Monde. El espectáculo de colores naturales que llenan las tinas es perfecto para la fotografía.
La singularidad de este lugar radica en su arte perenne, donde aún se emplean los materiales y técnicas del siglo XII. Las pieles de cabra, oveja, vaca o camello se curten siguiendo métodos ancestrales en un proceso que puede extenderse hasta cuarenta días, abarcando diversas etapas. «El curtido es una actividad ancestral. Permite transformar la piel de los animales, materia viva, en cuero incorruptible y flexible», según L’Économiste.
La curtiduría Chouara vista desde arriba. / Ph. DR
Las pieles se sumergen durante varios días en tinas llenas de cal, excremento de paloma y amoníaco, explica 20 minutes. Luego, las pieles se tiñen en tinas repletas de colores naturales. Finalmente, se enjuagan y se secan al sol durante tres días. Una vez completado el proceso, los cueros se entregan a los artesanos, quienes los convierten en prendas de vestir, bolsos, babuchas o carteras, deleitando así a los turistas.