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Conflicto del Sáhara Occidental: ¿Será 2025 el año de resolución con Trump de regreso?

En un informe, un think tank español anuncia un próximo fin del conflicto del Sahara Occidental. Según el Instituto Coordenadas, Argelia no podrá soportar las presiones de la administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Recomienda a la Unión Europea clarificar su posición y activar su diplomacia para evitar quedar al margen.

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El Instituto Coordenadas para la Gobernanza y la Economía Aplicada ha señalado recientemente que el conflicto del Sáhara Occidental podría encontrar una pronta solución con el posible retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero de 2025.

Según este instituto con sede en Madrid, la administración Trump presionó a Argelia y al Frente Polisario para que se sumaran de inmediato a las negociaciones con Marruecos, aceptando la autonomía bajo soberanía marroquí como la única solución política viable.

Hasta el momento, Argelia ha rechazado participar en las discusiones de la mesa redonda impulsadas por el Consejo de Seguridad de la ONU en sus últimas resoluciones, manteniendo su postura de no ser parte del conflicto, sino simplemente un observador, al igual que Mauritania.

Determinación estadounidense y dilema argelino

El instituto destaca que la reafirmación de Washington sobre su reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sáhara, junto con la intención de suspender la financiación de ciertas misiones de la ONU, subraya la urgencia para Argelia y el Frente Polisario de comprometerse en negociaciones basadas en la autonomía bajo soberanía marroquí.

Aunque la propuesta marroquí de autonomía se considera la única base creíble y viable para una resolución, su implementación requiere la cooperación de Washington y el compromiso de Argelia, precisa el instituto.

Las presiones ejercidas sobre Argelia, según la misma fuente, incluyen el desarme del Polisario y el desmantelamiento de los campamentos de Tinduf. Estas medidas, impulsadas por la Casa Blanca, buscan motivar a las partes a negociar. Es probable que Argelia enfrente presiones sin precedentes, limitando su margen de maniobra.

En caso de negarse, Argelia podría, según el instituto, sufrir un creciente aislamiento diplomático y complicaciones legales debido a su apoyo al movimiento, así como la amenaza de sanciones secundarias contra las entidades argelinas que mantienen vínculos con el Polisario. Por otro lado, Washington ofrece a Argelia una mayor integración en la economía occidental, mediante inversiones en el sector energético argelino y acceso a tecnologías avanzadas para la exploración y explotación de hidrocarburos, entre otros beneficios.

Además, la amenaza de designar al Frente Polisario como una «organización terrorista» lanza un mensaje contundente a las partes involucradas. Un artículo reciente del Instituto Hudson, publicado el 18 de abril de 2025 y titulado «Las justificaciones estratégicas para designar al Frente Polisario como una organización terrorista extranjera», presenta argumentos legales detallando cómo el Frente Polisario cumple con los criterios legales para ser clasificado como tal según la sección 219 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de Estados Unidos.

Trump y el fortalecimiento de la posición de Marruecos

Por el contrario, la administración Trump considera a Marruecos un socio clave en su estrategia de estabilización de la región del Sahel. Las ambiciones estadounidenses respecto al Sáhara buscan consolidar la posición de Marruecos como un estado pivote en la estrategia estadounidense hacia África, según el instituto.

Así, la relevancia de esta cuestión para Estados Unidos trasciende el marco del Sáhara Occidental, inscribiéndose en una estrategia geopolítica más amplia que ve a Marruecos como un aliado central en el Magreb, esencial para asegurar la seguridad y estabilidad regionales.

El instituto interpreta la urgencia de Washington para resolver el conflicto del Sáhara como directamente relacionada con la estabilidad de la región del Sahel, estratégica y enfrentada a numerosos desafíos de seguridad. Estas preocupaciones se acentúan por la creciente presencia de potencias competidoras en la región, especialmente China, aunque esta última no apoya las reivindicaciones del Polisario.

Intereses económicos significativos también motivan este enfoque: el conflicto en curso desestabiliza la región e impide el acceso a minas de uranio, oro y minerales raros, esenciales para las cadenas de suministro globales.

La administración estadounidense reconoce el inmenso potencial económico del continente africano, que se espera experimente las tasas de crecimiento demográfico y económico más altas en el futuro, además de su vasta riqueza mineral.

El instituto señaló que el año 2025, coincidiendo con el 50 aniversario de la Marcha Verde, podría ser el momento en que se esboce la resolución final de este conflicto bajo los auspicios de Estados Unidos. Añadió que la Unión Europea no debería permanecer al margen de este proceso; al contrario, es crucial que aclare su posición y active su diplomacia para evitar ser marginada en este momento crucial.

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