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Karim Kafouni, de 52 años, quien ha recibido un trasplante de hígado y enfrenta múltiples complicaciones de salud, se encuentra en situación irregular en Francia desde el 22 de abril de 2025, según informó Mediapart el pasado 3 de junio. Tras residir ocho años en el país por motivos médicos, este ciudadano marroquí, que vive en Villeneuve-d'Ascq, cerca de Lille, recibió en marzo de 2023 una orden de expulsión del territorio francés (OQTF). La razón: las autoridades francesas consideran que su tratamiento está «disponible» en Marruecos. Sin embargo, sus médicos tanto en Francia como en Marruecos sostienen lo contrario.
«En Marruecos, es cierto que ahora se pueden encontrar medicamentos antirrechazo, pero no en cantidad suficiente, y mi enfermedad (colangitis esclerosante primaria) sigue avanzando», explica al mismo medio. «Regresar a Marruecos sería una muerte segura», afirma Karim. Su situación médica es extremadamente compleja: trasplante, rechazo del injerto, diabetes, insuficiencia renal.
Por su parte, Camille Boittiaux, de Médicos del Mundo, critica la «ambigüedad» en la noción de disponibilidad efectiva de los tratamientos. «Un medicamento puede existir en teoría, pero ser imposible de encontrar o inasequible para el paciente», señala.
Según datos de Mediapart, los permisos de residencia por razones médicas han disminuido más del 30% en cuatro años, pasando de 30,400 en 2018 a 20,600 en 2022. Esta tendencia comenzó tras la reforma de 2017, que trasladó la evaluación médica de médicos de salud pública a aquellos bajo la autoridad del Ministerio del Interior.
Karim ha agotado todas las vías para ganar su batalla: recursos legales, certificados médicos, movilizaciones. Nada ha sido suficiente. Ha perdido su empleo, su estabilidad y ha sido hospitalizado por depresión. Lejos de su familia, «ya no tiene fuerzas para seguir luchando», lamenta. Una expulsión podría ser su sentencia de muerte.
