El islam continúa siendo un pilar fundamental en las sociedades del norte de África, con una presencia casi total que se ha mantenido a lo largo de siglos de historia. En esta región, aproximadamente el 98% de la población se identifica como musulmana, y la religión se transmite de generación en generación sin mayores conflictos. Las conversiones son poco comunes y la secularización sigue siendo un fenómeno marginal.
A nivel más amplio, entre 2010 y 2020, la proporción de la población mundial en Oriente Medio y el norte de África creció del 5,1% al 5,6%. Este incremento de medio punto porcentual refleja una región joven, dinámica y en expansión, según un estudio del Pew Research Center, un centro de estudios estadounidense.
El estudio también destaca un fenómeno significativo: el desplazamiento del centro de gravedad del judaísmo mundial. Por primera vez, Oriente Medio y el norte de África albergan a la mayoría de los judíos del mundo, con un 45,9%, superando al 41% que reside en América del Norte. Hace una década, la situación era la opuesta. Este cambio se explica por el crecimiento demográfico y migratorio en Israel, donde la población judía aumentó de 5,8 a 6,8 millones.
El cristianismo migra hacia el sur
Un cambio notable se ha producido en el cristianismo. En 2020, el África subsahariana se convirtió en el principal centro del cristianismo mundial, albergando a más del 30% de los cristianos del planeta. Hace algunos años, Europa era el epicentro de esta religión. Este cambio no se debe a campañas masivas de evangelización ni a grandes conversiones, sino a factores demográficos: el continente africano es joven, con altas tasas de natalidad y una fe profundamente arraigada en la vida diaria.
El islam también sigue expandiéndose, impulsado por los mismos factores: juventud, fertilidad y arraigo cultural. En el continente africano, la religión se transmite más como un legado que como una ruptura generacional, a diferencia de lo que ocurre en Asia, América y Europa.
En el mundo, el islam avanza, el cristianismo se desacelera, los «sin» aumentan
A nivel global, el islam ha sido la religión con mayor crecimiento entre 2010 y 2020, sumando más de 347 millones de fieles. En contraste, el número de cristianos ha aumentado en 122 millones, pero no lo suficiente para mantener el ritmo del crecimiento poblacional mundial. Aunque los cristianos siguen siendo mayoría con 2,3 mil millones, su proporción ha disminuido del 30,6% al 28,8%, una caída de 1,8 puntos porcentuales.
Un dato destacado es el aumento de personas sin afiliación religiosa. En una década, este grupo ha crecido de 1,6 a 1,9 mil millones, ganando casi un punto porcentual en la población mundial (del 23,3% al 24,2%). Conocidos como los «nones», estos individuos crecen a pesar de una desventaja demográfica, ya que son en promedio mayores y tienen menos hijos. Muchos de ellos han abandonado su religión de origen, especialmente el cristianismo, sin volver a identificarse con ninguna otra. Aunque China sigue siendo el principal bastión, países como Estados Unidos, Europa, Australia y Uruguay también experimentan un aumento de ateos.
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Por último, el budismo es la única gran religión que ha retrocedido, tanto en número como en proporción. En 2020, contaba con 19 millones de fieles menos en comparación con 2010, alcanzando los 324 millones, lo que representa el 4,1% de la población mundial. Esto se debe al envejecimiento de sus seguidores, especialmente en Asia.