Nacida en Casablanca, en el seno de una familia amazigh de la región del Souss, Maysoun Bouga guarda con cariño los recuerdos de su infancia junto a sus abuelos. Aunque ellos hablaban tachelhit, ella los escuchaba con atención, absorbiendo las historias que compartían en la lengua de sus ancestros.
Hoy, esas mismas historias resuenan en su vida a través de sus investigaciones y proyectos creativos. Ahora radicada en Byron Bay, una ciudad costera en el sureste de Australia, Maysoun está en una misión para redescubrir los cuentos populares marroquíes. Lo hace con el objetivo de honrar su cultura, reconectarse con el legado de sus antepasados y, finalmente, aprender el tachelhit, un idioma que siempre soñó con hablar.
«Crecí en Marruecos con un profundo vínculo con mi familia, especialmente con mis abuelos», confió a Yabiladi. «Mi madre habla amazigh. Tuve la suerte de crecer escuchándola conversar con sus hermanas y de oír las historias de mi abuela y mi abuelo, que vivían con nosotros».
El teatro aplicado: una herramienta de aprendizaje y evolución
El amor de Maysoun por estas historias no hizo más que crecer tras su llegada a Australia. Fue a través del teatro aplicado, mediante prácticas teatrales para la educación y el desarrollo comunitario, que esta pasión tomó forma.
Después de completar sus estudios secundarios en Marruecos, Maysoun se trasladó a Australia para estudiar psicología y antropología. También se interesó por los recursos humanos. Esta combinación de intereses la llevó finalmente al teatro aplicado, que, según ella, reúne todas sus pasiones.
«Llegué al teatro por casualidad», recuerda. Una amiga que regresó de una conferencia fundó una empresa centrada en el teatro aplicado. «Me uní a ella para co-crear la empresa, y eso reunió todos mis intereses: la psicología, el trabajo en grupo, la antropología y la cultura. Me di cuenta de que era una herramienta poderosa», dice.
Desde 2007, Maysoun practica el teatro aplicado para ayudar a grupos, individuos, empresas y ONG a desarrollar habilidades y herramientas mediante un aprendizaje creativo y experiencial.
Un formato que utiliza con frecuencia es guiar a los participantes a través de un programa que culmina con una obra de teatro, presentada ante un público con intereses similares. «La obra termina en una crisis—dejada sin resolver—e invitamos al público a intervenir en el escenario donde creen que una reacción diferente podría llevar a una resolución», explica.
«Este es solo un ejemplo», dice, «pero en general, creo recorridos de aprendizaje experienciales donde las personas actúan, reflexionan, aprenden, se adaptan y crecen en grupo. Depende de lo que el grupo quiera explorar. Se trata de usar el teatro para crear experiencias de aprendizaje significativas».
Redescubriendo la cultura amazigh
Su camino en el teatro y la creatividad la reconectó finalmente con su herencia, pero también con una profunda frustración: no poder hablar la lengua materna de sus queridos abuelos. «Todo este recorrido abrió un nuevo mundo para mí», dice, recordando encuentros poderosos con artistas de las Primeras Naciones en Australia. «Esos encuentros me recordaron mi propia cultura antigua. Esa antigüedad me habló», afirma.
Este recordatorio la impulsó a centrarse en sus raíces—en particular en los cuentos populares y las tradiciones orales que sus abuelos relataban en tachelhit. «Tuve la idea de emprender un viaje con mi madre para redescubrir los cuentos populares de nuestra región y de la cultura amazigh en general—especialmente en lugares como Imi Ntanout y Taroudant».
Así fue como la narración se convirtió en el eje central de su vida. «La idea en realidad surgió en 2012—un sueño de viajar con mi madre por las montañas para recopilar historias. Tuve que esperar hasta hace poco para comenzar el proyecto».
Del amanecer al anochecer
Lo que comenzó como una exploración personal ha tomado una dimensión mucho mayor: una iniciativa que tiende puentes entre las culturas marroquí y australiana. El proceso dio lugar a un proyecto artístico intercultural titulado Del amanecer al anochecer.
Según su creadora y productora, Maysoun, se trata de una mezcla vibrante de relatos, melodías y movimientos. «El proyecto es un diálogo de historias, danza y música entre ambas culturas», explica. Marca el final de una residencia artística de dos semanas en Marruecos—la primera fase del proyecto—durante la cual el equipo exploró el intercambio cultural a través del arte.
«Observamos lo que cada uno traía consigo, compartimos ideas y reflexionamos sobre el diálogo cultural. El espectáculo es el resultado de ese primer encuentro», detalla.
En escena, Maysoun está acompañada por Warren Clements, un hombre wakaman del norte de Queensland, reconocido bailarín, actor y educador cultural. La creación sonora corre a cargo de Benjamin Walsh, percusionista de fama internacional y compositor que desafía los géneros. Representando a Marruecos, Redouane Bentaleb, narrador y músico amazigh, encarna el alma de esta rica tradición cultural.
El diálogo en el espectáculo será multilingüe. «Se escuchará en francés y en inglés, con algunos fragmentos en amazigh—pero principalmente en francés e inglés», precisó.
La obra se presenta el jueves 12 de junio en Casablanca. Maysoun tiene grandes aspiraciones para este proyecto, que espera convertir en una obra teatral completa. «La idea es llevarlo de gira, y por supuesto Marruecos está en la lista—nos encantaría presentarlo en distintas ciudades».
El título Del amanecer al anochecer también tiene un fuerte simbolismo. «Vivo en la costa este de Australia, donde suelo ver salir el sol—es una de las primeras zonas del país en recibir la luz del día. Y el atardecer… Marruecos es la tierra del sol poniente, el Magreb. He presenciado allí puestas de sol realmente hermosas. El espectáculo es un homenaje a mi cultura, al legado amazigh, a Marruecos—y a Australia».