¡Organizar y motivar!
Es cierto, queridas amigas, que todos aspiramos a lo mejor para nuestros hijos. Soñamos con un futuro prometedor para ellos y sabemos que un expediente académico impecable es clave. Sin embargo, nuestros pequeños sienten esta presión y temen decepcionarnos. ¡Se sienten culpables por no poder hacernos sentir orgullosos! Y, a menudo, intentan ocultarlo.
Como exestudiantes que somos, percibimos que duermen mal, comen poco o en exceso y, en ocasiones, incluso experimentan problemas físicos.
Amigas, podemos desempeñar un papel crucial en la víspera de los exámenes. No se trata de estudiar por ellos, sino de ser un ejemplo y ayudarlos a organizarse. Aunque el tiempo es limitado, no es motivo para privarlos de actividades recreativas. Un niño necesita jugar y despejarse, y esto también aplica a los adolescentes. Si practican deporte, es su oportunidad para recargar energías y motivarse. La preparación física es esencial: hay que dormir bien, alimentarse adecuadamente y despejar la mente. En el menú de tus hijos, asegúrate de incluir frutas y verduras para las vitaminas, carnes para las proteínas y, sobre todo, mucha hidratación.
Recuerda que es mejor optar por varios períodos cortos de estudio en lugar de una larga jornada o noche de estudio. Anima a tus hijos a dormir temprano y a despertarse temprano. El sueño ayuda al cerebro a retener la información aprendida y, además, al despertar, las neuronas están más receptivas para aprender.
¡Y no olvidemos la preparación mental! No dudes en animarlos cuando reciten una lección sin errores. Y si se bloquean con un ejercicio, ¡no los regañes! Necesitan confiar en sí mismos. Recuérdales sus logros y diles que sabes que son capaces de hacerlo. Tu hijo es muy sensible a estas muestras de afecto y lo recordará el día del examen.
Y nosotros, los padres...
Reiteramos, ¡los niños perciben absolutamente todo! Pero a menudo lo interpretan de manera incorrecta... Para ellos, si papá y mamá están estresados por nosotros, significa que no confían lo suficiente en nosotros para este examen, ¡en algún lugar saben que vamos a fallar!
Por lo tanto, los padres deben esforzarse por no mostrar su preocupación. Atención, tampoco se trata de tomar este período a la ligera. No se trata de decirles frases como: «Si te equivocas, no pasa nada, ¡todavía eres joven! ¡Lo recuperarás el próximo año!»
Es necesario encontrar un equilibrio: ni demasiado estresado, ni totalmente desinteresado. Cada niño es diferente. Pero, en general, hay que supervisar la preparación sin agobiar a los niños. Deben sentir esta confianza y, sobre todo, deben aprender a desenvolverse por sí mismos y ser responsables de sus acciones.
También da el ejemplo llevando un poco de trabajo a casa. Sé organizada, trabaja a horas fijas sin olvidar disfrutar. Luego, haz planes de vacaciones con ellos. Háblales de lo que planeas hacer este verano e involúcralos en tus decisiones. Sentirán que el fin de los exámenes marca el comienzo de las vacaciones y el descanso.
Y en la víspera de los exámenes, asegúrate de que tengan una actividad recreativa que disfruten. Los dados ya están echados, ahora no es momento de aprender, necesitan descansar para mejorar su concentración. Llévalos a tomar aire fresco o a disfrutar de un helado. ¡Y refuerza la confianza que tienes en ellos!
¡Buena suerte a ustedes, amigas, y a sus grandes y pequeños!