La obra comienza con un recorrido por la historia antigua de Marruecos y Bélgica, y avanza a través del tiempo hasta llegar a la era contemporánea. ¿Cómo se llevó a cabo el proceso de documentación?
El origen de esta obra se encuentra en diversas influencias, incluyendo mi labor académica sobre la inmigración marroquí, que inicié hace 30 años, en 1994, y que culminó en una tesis doctoral que analiza las migraciones marroquíes en la actualidad.
Además, he participado activamente en la vida social y política, contribuyendo a diversas iniciativas relacionadas con la memoria de nuestra inmigración. Un ejemplo destacado es mi liderazgo en el proyecto «Espacio memorial de la inmigración» en 2004, que conmemoró la firma de los acuerdos laborales.
En 2024, participé en la conmemoración de los 60 años de estos acuerdos, que aportó nuevas perspectivas. Mientras que la celebración de 2004 nos permitió reinterpretar la historia social de la Bélgica de posguerra, la de 2024 nos llevó a indagar más en profundidad, explorando las raíces de la sociedad marroquí y las interacciones históricas entre Bélgica y Marruecos.
De estas reflexiones surgió la idea de esta obra. Al seguir el hilo conductor de la historia, nos damos cuenta de que nuestras historias no son tan recientes como pensábamos; no fue solo la migración laboral la que abrió las relaciones entre Bélgica y Marruecos, dos sociedades que, a simple vista, parecían no haberse encontrado antes.
Esta suposición es completamente errónea. Ambas sociedades forman parte de un corredor atlántico donde las personas han circulado desde tiempos inmemoriales. Comienzo recordando los recientes descubrimientos del profesor Ben-Ncer del Instituto Nacional de Ciencias de la Arqueología y el Patrimonio (INSAP) y del profesor Hublin del Instituto Max Planck en Leipzig, quienes documentaron la existencia del homo sapiens más antiguo en Marruecos hace 300,000 años. Este homo sapiens se extendió por todo el planeta, convirtiéndose en el humano moderno que conocemos hoy.
Esto demuestra que siempre ha habido contactos. Mi trabajo no es el de un historiador, pero me interesa hacer un registro exhaustivo de la historia, evocando el pasado para apoyar la memoria y mostrar cómo esta ha sido selectiva. En Europa, se nos enseña que nuestros antepasados son los galos, pero rara vez se menciona que nuestros ancestros también son africanos, con una identidad primordial de homo sapiens que ha viajado y evolucionado.
Para mí, es fundamental poner en perspectiva estos elementos de la historia que a menudo son seleccionados o ignorados por la memoria colectiva. Existen evidencias de númidas y reinos bereberes que participaron en los ejércitos romanos para proteger las fronteras del Imperio en lo que hoy son Bélgica y Alemania. Estas interacciones y contactos han existido desde tiempos remotos, aunque nunca se han integrado formalmente en la memoria histórica.
En las 260 páginas de esta obra, explico que tanto Bélgica como Marruecos tienen una historia que trasciende sus fronteras. Este ejercicio podría replicarse con otros países como Francia, España, Portugal y Estados Unidos, mostrando un entramado de interacciones que se puede mapear. Inicialmente, estos encuentros fueron individuales, entre sabios y artistas, y más tarde, comerciales.
Hassan Bousetta / Ph. CCMEHassan Bousetta / Ph. CCME
Las relaciones comerciales entre ambas orillas han sido probablemente las más significativas a lo largo de la historia, seguidas de momentos de confrontación militar. Es importante destacar que Bélgica y Marruecos nunca se han enfrentado directamente, ya que Bélgica es un país relativamente joven, aunque han sido co-beligerantes en situaciones como las cruzadas españolas. Posteriormente, llegaron las migraciones humanas del siglo XX.
La obra también aborda la cuestión de las independencias y el período precolonial. ¿Supuso esto un cambio en las relaciones entre ambas orillas, como sugiere el título de su obra, a la luz de la ocupación de Argelia por Francia?
Este libro busca combinar la larga duración de la historia con los eventos más recientes. La historia a largo plazo se detiene en un primer capítulo extenso que abarca desde la prehistoria hasta 1830, un año crucial para Bélgica, que se independizó en ese momento. Antes de eso, Bélgica existía bajo diversas formas, como los Países Bajos austriacos, españoles, o bajo dominación francesa o borgoñona. El siglo XIX marca un período de aceleración crucial. El antiguo Estado marroquí, el imperio jerifiano, fue objeto de deseo por parte de Europa, y su desafío era preservar su soberanía.
La ocupación de Argelia por Francia planteó un gran desafío para Marruecos y Túnez. Un capítulo importante de este libro destaca que, desde 1838, Bélgica inició relaciones diplomáticas con Marruecos.