En 1920, la Tesorería General del Protectorado en Marruecos adquirió un valioso conjunto de correspondencias diplomáticas y oficiales. Según la obra «El gobierno marroquí y la ocupación de Argelia», estas cartas fueron escritas por el sultán Moulay Abderrahmane ben Hicham (1822 – 1859), conocido por su manejo de las tensiones en la frontera marroquí-argelina en 1859.
El sultán Moulay Abderrahmane envió misivas confidenciales a su primo Moulay Ali en Tlemcen, así como a sus colaboradores entre esa ciudad y Taza. Estos intercambios revelan cómo el sultán gestionaba sus relaciones con el Imperio Otomano en Argelia, su postura frente a la ocupación francesa de Argel y Orán, e incluso su intervención en el país vecino.
El llamado del pueblo al sultán de Fez
Tras la invasión francesa de Argel y la retirada otomana, las poblaciones de otras ciudades argelinas se sintieron cada vez más vulnerables. Las tensiones resurgieron, anticipando una posible guerra civil. En respuesta, muchas tribus del oeste argelino buscaron la protección del poder central de Fez, mientras que el este quedó bajo la autoridad del Bey de Constantina. En el centro, las comunidades fueron resguardadas por líderes locales.
Históricamente enemistada con los turcos, la población de Tlemcen solicitó rápidamente la protección de Moulay Abderrahmane. Otras tribus se sumaron a esta petición, y el sultán respondió favorablemente. Encargó a su primo Moulay Ali establecerse en la ciudad argelina, pero antes pidió a Idriss Behommane El Jirari mediar entre Moulay Ali y las tribus.
El sultán comunicó esta lealtad a las tribus circundantes a través de una carta:
«Presentadas por los notables de Tlemcen, las tribus han expresado unánimemente su deseo de obedecer al sultán, lo cual fue aceptado por este último, como prevención contra todas las divisiones causadas por los incrédulos, así como para evitarles cualquier desestabilización de la cual ustedes son responsables.»
Posteriormente, Moulay Ali fue recibido en Tlemcen como un rey, con todos los notables y jefes tribales de la región acudiendo a su encuentro.
La confrontación con los otomanos
Cuando los turcos fueron expulsados de Argel por Francia, Orán seguía bajo dominio otomano. El sultán envió una carta a Moulay Ali, instándolo a dirigirse al Bey de la ciudad:
«El sultán ha acogido positivamente la demanda de lealtad espontánea de las poblaciones de Tlemcen y de las aldeas circundantes. El objetivo es evitar que se maten entre hermanos. En cuanto al ejercicio de su poder en nombre del sultán otomano, ya no tienen ninguna legitimidad para reclamarlo. Son las ramas del árbol que encarnaba el Pachá. Dado que ahora son raíces muertas, ya no pertenecen a este mundo.»
El Bey de Orán, un anciano enfermo y sin herederos, no fue destituido por los franceses, quienes no buscaron ejercer control sobre su poder. Los habitantes, desilusionados, buscaron la protección del sultán marroquí.
Más tarde, las tribus de Mascara también acudieron a Moulay Abderrahmane, jurándole lealtad y solicitando su protección, temiendo enfrentar el mismo destino que aquellos que se enfrentaron al ejército francés. Sin embargo, la llegada de los franceses a Orán desestabilizó la situación, sumiendo a los habitantes en un sentimiento de fracaso que minó su entusiasmo y solidaridad.
La caída de Tlemcen
Al conocer la situación, Moulay Abderrahmane pidió a Moulay Ali convocar a los líderes tribales y pronunciar este mensaje:
«Si se mantienen fieles a las reglas de lealtad y llevan a cabo la yihad en nombre de Dios, invirtiéndose cuerpo y alma para defender su dignidad y la de sus hijos, estamos todos con ustedes y los apoyamos. Pero si no luchan en nombre de Dios y aceptan estar bajo la tutela de los incrédulos, la responsabilidad recae únicamente en ustedes.»
A pesar de este intento de motivación por parte de Moulay Abderrahmane, la situación no mejoró. Moulay Ali informó sobre la posibilidad de que Tlemcen cayera en manos francesas, algo que el sultán inicialmente rechazó. Para él, la caída de Tlemcen debía ser la última opción. Sin embargo, este desenlace se concretó cuando el ejército colonialista ocupó completamente la ciudad en 1842.