Este año, la temporada de arándanos en Marruecos ha experimentado un retraso, con el pico de cosecha previsto para abril y mayo, casi un mes más tarde de lo acostumbrado.
«En las próximas semanas, veremos cómo evolucionan las cosechas y alcanzaremos los volúmenes máximos en abril y mayo», afirmó Amine Bennani, presidente de la Asociación Marroquí de Productores de Frutos Rojos, en una entrevista con Fresh Plaza.
Bennani explicó que este retraso se debe a «temperaturas inadecuadas para los arándanos en el norte del país durante noviembre y diciembre, coincidiendo con la floración del fruto», lo que ralentizó su desarrollo. A finales de febrero, solo se había cosechado entre el 17 y el 20 % de los volúmenes de la temporada anterior. No obstante, en la región de Agadir, las condiciones fueron favorables y «las cosechas han sido normales hasta ahora, alcanzando el 70 % de los volúmenes de la temporada».
Además, Bennani señaló una mejora en la productividad en Larache y aseguró que los arándanos marroquíes estarán disponibles en el mercado hasta la segunda semana de mayo.
A pesar de estas perspectivas alentadoras, Bennani destacó un desafío significativo: la disponibilidad de mano de obra. El pico de cosecha de arándanos coincide con el segundo ciclo de frambuesas y fresas destinadas a la congelación, lo que podría generar pérdidas de fruta debido a la escasez de trabajadores.
En el ámbito comercial, este retraso se considera una ventaja. Los cambios climáticos han afectado la producción de arándanos a nivel mundial, especialmente en España y América Latina. Como resultado, una sobreabundancia llegó al mercado más tarde de lo habitual, y el retraso de la cosecha marroquí permitió evitar un ingreso temprano en un momento en que los precios eran particularmente bajos en comparación con la temporada anterior.