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Biopic #23: Asmahan, entre talento artístico, espionaje y muerte misteriosa

La artista siro-libanesa Asmahan murió con casi 27 años, pero a pesar de su breve trayectoria, dejó una huella en la música y el cine árabes del siglo XX. Sus vínculos con los servicios de inteligencia podrían haberle costado la vida en las circunstancias turbias de un accidente de tráfico.

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Asmahan fue conocida por ser una cantante excepcional, pero también por sus actividades de espionaje. / Fotomontaje: Mohamed El Majdouby (Yabiladi)
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Considerada un prodigio del canto árabe, Amal El Atrache, conocida artísticamente como Asmahan, dejó una huella imborrable a pesar de su breve carrera, truncada por su muerte a los 27 años en un accidente rodeado de misterio.

Antes de esta tragedia, Asmahan, hermana del célebre músico Farid El Atrache e hija del príncipe Fahd El Atrache, nació el 25 de noviembre de 1912 en un barco que viajaba de Atenas a Beirut, mientras sus padres huían de Turquía. Criada en una familia con profundas raíces artísticas, su entorno influyó decisivamente en su trayectoria.

La fama le llegó tras ser descubierta por el renombrado compositor egipcio Daoud Hosni, quien, maravillado por su talento y voz, le otorgó el nombre artístico de Asmahan, que significa «la sublime» en persa. Desde 1931, comenzó a cantar junto a su hermano, conquistando al público con temas que, tras su muerte, se convirtieron en clásicos.

«El músico Riyad al-Sunbati describió a Asmahan como la única cantante árabe capaz de rivalizar con Oum Kalthoum», escribió Mohammed Abdelattah Sadiq en su obra «Asmahan, viaje de una vida». Su éxito en la música le abrió las puertas del cine, debutando en 1941 en una película junto a su hermano Farid El Atrache.

Sin embargo, su vida fuera del escenario también fue objeto de atención.

La cantante que buscaba proteger a su pueblo

Se rumoraba que Asmahan colaboró con los servicios de inteligencia británicos. «Asmahan era conocida por su trabajo con los servicios de inteligencia, especialmente con los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, y en ocasiones con colaboradores de la Alemania nazi», señaló Mohammed Abdelattah Sadiq. «En 1941, ayudó a los británicos a contrarrestar la influencia del gobierno francés pro-nazi en Líbano y Siria, persuadiendo a los líderes drusos de no cooperar con Vichy y de facilitar el trabajo de los ejércitos del general de Gaulle», explicó el autor.

No obstante, Asmahan insistía en que su colaboración no era espionaje. En «La historia de Asmahan», Fomel Labib relató que la artista se defendía de tales acusaciones: «No soy espía. Lo sería si sirviera a una causa cuyo efecto no beneficiara a mi país», escribió, citándola.

«Si convenzo a mi familia de que su silencio los mantiene a salvo, si reconozco dónde están los invasores en mi país e informo a sus enemigos para proteger a los míos de disparos, ofensivas y ataques armados, esto beneficia primero a mis allegados, y luego a los Aliados. No soy espía, porque es la seguridad nacional de mi país la que dicta mis acciones».

El 14 de julio de 1944, Asmahan murió cuando su coche se salió de la carretera y cayó al Nilo. Su chófer logró escapar antes de que el vehículo se hundiera, pero la muerte de Asmahan sigue siendo un enigma. Muchos la consideraron un asesinato, especialmente tras haber escapado de un ataque a tiros días antes.

«Milagrosamente sobrevivió a un tiroteo mientras estaba en su balcón. Desconocidos dispararon en su dirección y cinco balas pasaron cerca de su cabeza. Asmahan se desmayó por el miedo y el pánico», relató Mohammed Abdelattah Sadiq.

Él escribió que «el secreto de su muerte, disfrazada de "accidente" en el que nadie creyó, fue enterrado con ella. Nunca se reveló y se fue como aquellos cuya desaparición sigue siendo un enigma sin resolver, dejándonos solo especulaciones e hipótesis».

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