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El martes 18 de marzo, François Bayrou intentó poner fin a las luchas internas que sacuden a su gobierno en torno al uso del velo en competiciones deportivas. Sin embargo, la presión ejercida por Gérald Darmanin y Bruno Retailleau lo llevó a alinearse con sus posiciones, sacrificando así la autoridad que pretendía imponer.
La reunión en Matignon se convirtió rápidamente en un campo de batalla. Por un lado, Élisabeth Borne y Marie Barsacq se oponían a la prohibición del velo. Por el otro, Bruno Retailleau, Gérald Darmanin y Aurore Bergé defendían una postura más estricta. Bayrou buscaba calmar las tensiones, pero se encontró atrapado en un tira y afloja entre sus ministros. Retailleau, molesto por las interrupciones de Bayrou, amenazó con abandonar la reunión. Darmanin, por su parte, insinuó que podría dejar el gobierno si no lograba imponer su visión.
Ante esta pugna de poder, François Bayrou cedió. Adoptó la postura defendida por los ministros de LR, validando la prohibición del velo e invitando a quienes se oponían a dejar el gobierno. Un duro golpe para Élisabeth Borne y Marie Barsacq, quienes se vieron obligadas a someterse o a dimitir.
Este episodio refleja el debilitamiento de Bayrou, superado por sus ministros más ambiciosos. Mientras Retailleau y Darmanin se preparan para futuras contiendas electorales, Bayrou lucha por mantener su posición, incapaz de imponer su autoridad frente a aquellos con mayores aspiraciones.
