La domesticación de animales, el cultivo de plantas y la cerámica han sido hitos cruciales en la evolución de las antiguas poblaciones, marcando su transición de cazadores-recolectores a sociedades productoras. Un grupo de investigadores ha centrado su atención en esta transformación en el norte de África, ofreciendo datos que complementan los hallazgos documentados en Marruecos. En su estudio titulado «High continuity of forager ancestry in the Neolithic period of the eastern Maghreb», publicado en la revista científica Nature, los investigadores exploran la complejidad de estas dinámicas en el Magreb, especialmente en Argelia y Túnez, arrojando nueva luz sobre el periodo Neolítico en la región.
Para desentrañar estas evoluciones, los científicos recurrieron al análisis de ADN, destacando «la complejidad del poblamiento» en la región y la adopción de la cultura productora por parte de las poblaciones locales. El secuenciamiento genético de nueve individuos desde el final de la Edad de Piedra hasta el Neolítico revela «conexiones a larga distancia y transformaciones demográficas asociadas a la difusión de las economías de subsistencia», con «una ascendencia de cazadores-recolectores europeos, reflejando probablemente desplazamientos al inicio del Holoceno a través del estrecho de Sicilia» hacia lo que hoy es Túnez.
Según el estudio, las poblaciones neolíticas posteriores del Magreb oriental «conservaron en gran medida una ascendencia de recolectores locales, así como contribuciones más modestas de agricultores europeos (alrededor de 7000 años a.C.) y de grupos levantinos (alrededor de 6800 años a.C.)», siendo menos influenciadas por las corrientes genéticas externas que otras poblaciones del Mediterráneo neolítico.
Reconstruyendo la organización social en el norte de África
En el lado europeo, los agricultores de origen anatolio expandieron sus actividades a lo largo de la costa hasta Iberia, «alrededor de 7500 años antes del presente (BP), absorbiendo entre un 0 y un 30% de ascendencia de cazadores-recolectores de Europa occidental». Este movimiento se rastrea especialmente a través de las cerámicas «cardiales» vinculadas a la península ibérica y al sur de Francia, descubiertas en el Magreb occidental (Marruecos), «así como rastros de plantas y animales domésticos y otros materiales asociados», señalan los investigadores.
Fuente: High continuity of forager ancestry in the Neolithic period of the eastern Maghreb
Los autores del estudio subrayan la importancia de esta investigación, explicando que, aunque los estudios de ADN antiguo en el sur de Europa han sido exhaustivos para revelar «una crónica detallada de las transformaciones demográficas a lo largo del tiempo», las investigaciones similares en el norte de África siguen siendo escasas. «Los primeros datos de ADN antiguo a escala del genoma norteafricano neolítico provienen del sitio de Ifri n’Amr o’Moussa, datado en alrededor de 7000 años antes de nuestra era» en Marruecos. Allí se descubrió «una ascendencia derivada de un pool genético ‘magrebí’ relacionado con individuos mucho más antiguos (15 000 a 14 000 años antes de nuestra era) del final de la Edad de Piedra del sitio de Taforalt».
No obstante, las poblaciones descendientes de los agricultores europeos «tuvieron un impacto significativo en las vecinas», contribuyendo a «alrededor del 80% de la ascendencia de los individuos del sitio de Kaf Taht el-Ghar» (7200 años a.C.), cerca de Tetuán. «Durante otro milenio, un nuevo componente, relacionado con las poblaciones neolíticas del Levante, proveniente de una expansión de las primeras sociedades pastorales del suroeste de Asia, también apareció, constituyendo hasta aproximadamente el 50% de la ascendencia del sitio de Skhirat-Rouazi, alrededor de 6400 años a.C.», se destaca.
Estos tres componentes —magrebí, europeo y levantino— habrían influido en los del sitio neolítico tardío de Kehf el Baroud (alrededor de 5700 años a.C.) cerca de Rabat, en Marruecos. Más al este del Magreb, las evidencias arqueológicas documentan una tradición cultural distinta del inicio del Holoceno (pre-Neolítico), que combina la caza y la recolección, el uso de moluscos terrestres, grandes herbívoros y plantas silvestres.
Datos complementarios a los descubrimientos inéditos en Marruecos
Los investigadores también analizaron los datos genómicos de tres sitios en la actual Túnez y un sitio en Afalou Bou Rhummel en Argelia (alrededor de 15 000 a 11 000 años antes de nuestra era), estableciendo vínculos con los hallazgos en Marruecos. Aunque se requieren análisis más profundos para comprender mejor estas evoluciones en la cuenca ampliada del norte de África, estos datos son de gran importancia por su complementariedad con los descubrimientos arqueológicos recientes en Marruecos.
En Marruecos, los investigadores han descubierto la existencia de una sociedad agrícola hasta ahora desconocida, entre 3400 y 2900 a.C., constituyendo el primer complejo agrícola de África fuera del corredor del Nilo. Estos hallazgos sugieren que el norte de África desempeñó un papel crucial en la historia de la región durante el período neolítico.
Fuente: «High continuity of forager ancestry in the Neolithic period of the eastern Maghreb»
En Oued Beht, los arqueólogos han descubierto «cerámicas y objetos líticos, así como numerosas fosas» que atestiguan «una comunidad que conecta el Magreb con las evoluciones contemporáneas más amplias del Mediterráneo occidental».
En el noreste del país, los investigadores también se centran en los datos del sitio de Kach Kouch, cerca de Oued Laou, que aportan información sobre la historia antigua del Magreb. En el lugar, los equipos han descubierto lo que podría ser el primer pueblo protohistórico de la región, anterior a la llegada de los fenicios. La presencia humana allí se dataría entre los períodos de 2200 y 2000 a.C. hasta los siglos VIII y VII a.C.