Durante el mes de Ramadán del segundo año de la Hégira, la zakat al-Fitr fue instituida como una obligación para los musulmanes. Esta práctica complementa la dimensión espiritual del ayuno, promoviendo valores de solidaridad y generosidad hacia los más necesitados. La zakat debe ser entregada a los pobres antes de la oración del Aíd al-Fitr.
En el libro «Sahih al-Athar wa Jamil al-Abbas min Sirat Khair al-Bishr», Mohamed ben Samil al-Sulami explica que la zakat fue «prescrita sobre las fortunas con sus partes y detalles, así como la zakat al-Fitr». La intención es «gastar dinero, definido por la sharia, que un musulmán paga por sí mismo y por las personas a su cargo, tras completar el ayuno».
Según Abdellah Guedira, presidente del Consejo local de ulemas en Rabat, la zakat es mencionada en el Corán como una parte esencial del proceso de purificación del alma, el corazón y el espíritu «de todo pecado, maldad y errores cometidos durante el ayuno, para traer felicidad a los corazones de los demás en el día del Aíd».
La obligación de la zakat al-Fitr está respaldada por un hadiz que aparece en Sahih Muslim y Sahih al-Bukhari, según Abdullah ibn Omar. Este texto relata que el profeta «impuso la zakat al-Fitr a cada musulmán a partir del mes de Ramadán».
La zakat puede ser entregada en dinero o en especie
En sus escritos, Ali ibn Ahmed Al-Athari Al-Hanbali destaca que la zakat se impuso «para que la recompensa sea mayor y más abundante», ya que es un acto que atrae la bendición sobre la riqueza. Según la revista Daouat Alhaq del ministerio de Habous y Asuntos Islámicos, la finalidad de la zakat es «cuidar de los desamparados, los pobres, los necesitados, los niños huérfanos, las personas con discapacidad y las mujeres viudas».
Respecto al pago de la zakat en efectivo, existen divergencias entre los teólogos. Un primer enfoque sostiene que debe pagarse en «saa'», una medida de alimentos mencionada en los hadices o según las costumbres de consumo locales. Según esta interpretación, no se permite convertir esta cantidad en dinero.
El segundo enfoque defiende la convertibilidad, argumentando que la zakat debe entregarse de acuerdo con el propósito para el que fue establecida: ayudar a los necesitados. Así, puede ser entregada tanto en dinero como en especie.