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Biopic #7: Fairouz, la diva libanesa que se negó a cantar para presidentes y reyes

La diva libanesa Fairouz ha dejado una huella imborrable en las generaciones del mundo árabe. Su voz única y cautivadora se distingue tanto por su potencia como por su melodía. A lo largo de su extensa carrera, cuenta con 100 álbumes y más de 800 canciones, que ha rechazado interpretar para los líderes políticos. En cambio, las dedica a su patria y principalmente a la causa palestina.

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La diva de la música y el canto árabe Fairouz ha dejado su huella en generaciones, desde los años 1940 hasta nuestros días / Gráfica: Mohamed El Majdouby (Yabiladi)
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La cantante libanesa Fairouz ha sido una figura fundamental en la revolución de la música árabe desde el inicio de su carrera en los años 50. Sus canciones, que se han convertido en clásicos atemporales, siguen resonando en todo el mundo árabe y ahora son parte del patrimonio musical universal.

En su libro «Armenios de Egipto, Armenios de Palestina – lejos de la política», Majed Ezzat recuerda que esta icónica artista nació el 21 de noviembre de 1935, en el barrio de Zouqaq al-Balat en Beirut (Líbano), en una familia católica siríaca de clase media.

De origen mardín, Nouhad Wadie' Haddad, su nombre real, realizó sus estudios primarios en la escuela católica Saint Joseph en Beirut. Desde muy joven, mostró una gran pasión por el canto y la música. Así, comenzó su carrera musical en 1940, a la edad de 6 años, al unirse al coro de la Sociedad de Radiodifusión Libanesa.

El éxito de un arte comprometido con causas nobles

Fairouz se destacó especialmente a partir de 1952, al interpretar canciones del compositor libanés Assy Rahbani, con quien se casó tres años después. Su primer concierto público en 1957 la catapultó rápidamente al frente de la escena árabe. Juntos, crearon un repertorio musical único que diferenció a Fairouz de otros artistas de su tiempo. Tras la derrota de los ejércitos árabes frente a Israel en 1967, interpretó «Zahrat Al Madaen», un homenaje a la ciudad santa de Jerusalén, que se convirtió en un himno a la causa palestina.

A pesar de su fulgurante éxito, Fairouz ha mantenido una notable integridad, rechazando que su nombre sea utilizado por los políticos. Durante la guerra civil libanesa (1975 – 1990), decidió retirarse de los escenarios para evitar ser instrumentalizada por las facciones en conflicto, lo que reforzó aún más su aura ante un público que trasciende divisiones confesionales.

Tras el conflicto, con su esposo Assy Rahbani ya fallecido, Fairouz continuó su obra junto a su hijo Ziad, enriqueciendo un repertorio de más de 800 canciones. Algunas celebran su nación, otras a Palestina, todas impregnadas de una delicada poesía.

Fairouz no se limitó a la música. También brilló en el teatro, participando en quince obras musicales, y en el cine, con tres películas en su haber.

La continuidad de una obra intemporal

Poetas, pensadores y autores de su tiempo han elogiado unánimemente su invaluable aporte a la música árabe. Entre ellos, el sirio Nizar Kabbani y el palestino Mahmoud Darwich, este último afirmando: «Fairouz es la canción que siempre olvida crecer. Reduce el espacio desértico y hace que la luna sea más grande.»

En septiembre de 2017, la diva libanesa hizo un regreso notable a la escena artística. Tras siete años de ausencia, regresó con el álbum «Bebalee». Compuesto por diez canciones, promovidas por su hija Reema Rahbany en las redes sociales, este álbum rinde homenaje a su esposo y a su cuñado, Mansour Rahbany, quienes también fueron clave en su éxito.

Menos de un año después, en julio de 2018, Fairouz lanzó su centésimo álbum, «Etab», compuesto por siete temas.

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