El exdirector deportivo de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Albert Luque, ha suscitado polémica por sus declaraciones despectivas y condescendientes hacia África en una entrevista con Cadena Ser. Al abordar las decisiones de selección de Lamine Yamal y Brahim Díaz, Luque no solo insinuó que elegir a Marruecos era una opción inferior a España, sino que también dejó escapar un comentario racista al comparar a Italia con Kenia.
Al ser cuestionado sobre la decisión de Brahim Díaz de representar a Marruecos, oficializada en marzo de 2024 tras la Copa Africana de Naciones, Luque afirmó que el jugador del Real Madrid habría lamentado su elección tras el triunfo de España en la Eurocopa. «¿Le dolió? Creo que lo que más le dolió fue no haber ganado la Eurocopa. No es lo mismo jugar con Italia que con Kenia», declaró.
Este comentario, que implícitamente relega a Kenia y, por extensión, a las naciones africanas a un papel secundario en el fútbol mundial, refleja una visión paternalista. Ignora que Marruecos, precisamente, eliminó a España en los octavos de final de la Copa del Mundo 2022, logrando una actuación histórica que llevó a los Leones del Atlas hasta las semifinales. Otras naciones africanas, en el pasado, también han puesto en aprietos a las potencias europeas, desde el Camerún de 1990 hasta el Senegal de 2002.
El desprecio subyacente en las palabras de Luque se inscribe en una larga tradición de arrogancia futbolística, donde algunas naciones europeas aún consideran a África como un mero semillero de talentos, sin otorgarle el reconocimiento que merece como fuerza competitiva. Sin embargo, las recientes actuaciones de las selecciones africanas y la omnipresencia de jugadores africanos en los clubes europeos más grandes demuestran que esta visión colonialista del fútbol es vergonzosa.
Albert Luque, involucrado en un caso de coacción en el marco del escándalo Rubiales, podría haber optado por mantener un perfil bajo. En lugar de eso, persiste en una postura condescendiente que no hace más que confirmar una cierta desconexión con la evolución del fútbol mundial.