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Ecuatorianos y marroquíes se organizan para dar respuesta a sus compatriotas afectados por el seísmo


   La asociación hispano ecuatoriana Rumiñahui y la Asociación de Trabajadores Marroquíes en España (Atime) se han movilizado para asistir a los compatriotas afectados por el seísmo en Lorca, región murciana con más de 92.000 habitantes donde un 20 por ciento es de origen inmigrante, fundamentalmente de estas dos nacionalidades.

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En el caso de Rumiñahui, se ha desplazado hasta Lorca una delegada en Murcia de la asociación, Miriam Estrella, quien trabaja con Protección Civil y Cruz Roja Española en la elaboración de listados para garantizar que los afectados dispondrán de cama y comida al menos durante las próximas 24 horas, una necesidad que en estos momentos es "prioritaria".

   Según ha declarado a Europa Press, hasta el momento se han incorporado a estos listados medio centenar de familias, aunque muchas más esperan para apuntarse. En total, el colectivo ecuatoriano en Lorca ronda las 8.000 personas que, al igual que el resto de vecinos de la localidad no pueden acceder por el momento a sus viviendas en espera de que los técnicos garanticen la seguridad de las mismas.

   "Estamos trabajando en coordinación con el Consulado de Ecuador y la Secretaría Nacional del Migrante" de aquel país, ha señalado Estrella, para aclarar que la Administración ecuatoriana está en contacto con los dispositivos de emergencia activados en Lorca a fin de ofrecer apoyo a los damnificados.

   Por su parte, el delegado de ATIME en Murcia, también desplazado a la región afectada, Mustapha Zine, está centrando su labor en la "coordinación" con los marroquíes damnificados por el terremoto, a fin de realojar a las familias que han perdido sus viviendas y no tienen redes de apoyo que puedan prestarles la asistencia necesaria.

   Zine ha señalado en declaraciones a Europa Press que la comunidad marroquí es una de la que registra mayores tasas de exclusión en Lorca, ya que la crisis económica ha dejado a muchos trabajadores en el paro que, en la actualidad, residen "en zonas con condiciones un poco duras o infrahumanas, lamentablemente". Estas casas precarias se han venido abajo y las familias buscan ahora un lugar donde pasar la noche.

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