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El ramadán, mucho más que un ayuno

5.500 musulmanes afrontan en Galicia el reto de ser mas espirituales y depurarse durante este mes.

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Pese a que hace ya décadas que los musulmanes están integrados en nuestras comunidades, poco ha trascendido de la cultura islámica y solo nos hacemos eco de los rituales más llamativos. Este es el caso del ramadán, término en árabe que significa ayuno y que constituye el cuarto pilar del ayuno. Un mes con mucha más trascendencia que la de dejar de comer desde la salida hasta la puesta del sol. “Es un mes sagrado para nosotros, en el que se lee el Corán, se dedica más tiempo a la oración y reflexionamos más”, explica el presidente de la Comunidad de la Mezquita Abou Baker en el municipio coruñés de Arteixo, Khalifa Lemsahri. En este pequeño templo, que da cobertura a más de 500 musulmanes de la zona, se dan clases de árabe, sobre el Islam, hay encuentros culturales y realiza la Salat al Yumuâ (la oración de los viernes). “Durante el ramadán hay más gente en las oraciones, porque es un tiempo muy espiritual. No solo es un ayuno, es un tiempo para comunicarte más con la gente que nos rodea e incluso acercarte a aquellos con los que te has distanciado. Es un mes donde muchos se reconcilian”, explica Khalifa.

Y ahí está la clave para entender lo que significa el mes del ramadán, ir más allá de la eliminación de alimento en horas diurnas y de los pasteles y las sopas al atardecer. “Muchos que no son españoles aprovechan este mes para ir de vacaciones con sus familia a sus países, pero no siempre el trabajo te lo permito y menos la situación económica de este año”, comenta Mustafá Al Hendi, presidente de la Comunidad Islámica de Galicia, quien calcula que en la comunidad autónoma hay cerca de 5.500 musulmanes practicantes. “Las nacionalidades son muy diversas y se reparten por zonas: en Arteixo la mayoría son marroquíes, pero en Santiago, por ejemplo, no hay una mayoría clara, hay senegaleses, mauritanos, argelinos, etc. También hay que recordar que hay muchos gallegos”, comenta Mustafá.

Además de los preparativos físicos y mentales, los fieles musulmanes se enfrentaron ayer a un momento clave: la designación oficial de cuando comienza el ramadán. Aunque el calendario lunar que se fija de un año para otro en esta festividad indica que es hoy miércoles 11 el inicio y el 12 de septiembre cuando acaba el ayuno, coincidiendo con el noveno mes lunar, esta fecha no se confirma hasta que la noche anterior –en este caso ayer– se visualiza el primer cuarto creciente después de la luna nueva, el hilo de luna que llaman hilal. “Ayer, el Consejo Musulmán Europeo nos indicó a todas las comunidades islámicas de la UE que el ramadán este año comenzaba hoy. Una decisión que afecta a millones de musulmanes”, informa Mustafá. Esta forma de determinar la fecha no está exenta de polémica, ya que son muchos que reivindican la utilización de instrumentos de precisión, como telescopios o satélites, en lugar de dejar al simple ojo la valoración del hilal.

LAS EXCEPCIONES

Otro de los tópicos que ha trascendido en la sociedad española es la idea de que el ramadán es una actuación extrema que condiciona negativamente la vida de muchos. “El Corán especifica que hay personas que están exentas de ayunar, como los enfermos, las mujeres embarazadas, los que realicen un largo viaje o los niños. A estos, se les va preparando para el ramadán los años antes de llegar a la pubertad, para que no sea un cambio brusco. Los que tengan enfermedades crónicas se entiende que no van a poder reponerse para practicar el ayuno en ningún momento y no pasa nada. Las mujeres con la menstruación, en estado de gestación o que estén en periodo de lactancia pueden recuperar los días de ayuno en otro momento, siendo igual de válidos sus rezos”, explica Khalifa.

Pero muchos empresarios no ven con buenos ojos que sus trabajadores musulmanes estén sin ingerir ni agua ni alimentos durante todo el día. En Lleida, por ejemplo, los empresarios de la fruta les han hecho firmar un documento a los trabajadores que vayan a practicar el ramadán en los que les hace responsables a ellos de los problemas que puedan tener mientras recogen fruta. Una situación que demuestra la desinformación de muchos sectores, ya que el Corán indica que los fieles quedan exentos de cumplir con esta práctica “los que ejercen trabajos muy duros y que no tiene la posibilidad de encontrar otro trabajo más liviano, aunque deben tener la intención de cambiarlo” para poder recuperar los días de ayuno no realizados.

Aquí es donde interviene la buena predisposición de empresarios y trabajadores, a lo que apela el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España, el imán Riay Tatary: “Ambos deben ser flexibles, comprendiendo que las horas que dejen de trabajar los musulmanes por el ayuno serán recuperadas, siempre bajo acuerdo de ambos”.

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