Cita
bujadin escribió:
Muchas gracias Reda.Muy interesante y formativo!
Saludos
Bujadín
Cita
escribió:
Abdennur
julio 4, 2008 a 22:59
Estimado Abenyusuf
Muy buen post, magnífico. Me alegro de que muestres tu aprecio por Tariq Ramadan, que bien se lo merece, y aún más teniendo en cuenta el linchamiento mediático al cual está siendo sometido. El análisis del debate con Abdelwahab Medb es claro. la verdad es que Medeb se muestra como un pseudo intelectual mediocre y rencoroso. El de Kraishi no lo he visto. Sobre la crítica que en su momento le hice, sigo sosteniéndola, aunque eso no quita que no aprecie su obra y su persona. El año pasado hablé de este tema con él en Londres y le mostré mi aprecio y mi solidaridad. La tensión mediática hace que ya nada pueda debatirse.
Otra cosa es el congreso de feminismo islámico. No eres la primera persona que nos sugiere el invitarle. Y de hecho se habló con él antes del primer congreso. Pero en ese momento surgió la polémica de Amina Wadud y el imamato femenino y la propuesta de la moratoria de Tariq Ramadan, todo de golpe. Tariq arremetió contra Amina Wadud, en su afán de no desmarcarse demasiado de los ulemas oficiales. Él mismo se descartó del congreso, poniéndose en contra de Amina Wadud y del imamato femenino. Aparte de esto, es evidente que Tariq Ramadan no forma parte del feminismo islámico, y lo que generaría su presencia es confusión.
En concreto tu argumento a favor es justo lo que impide su presencia. Dices que su presencia facilitaría la percepción del feminismo islámico como una faceta más del reformismo islámico. Y eso es justo algo que se trata de evitar. El feminismo islámico no es una faceta del reformismo musulmán, en todo caso sería su heredero. Más bien el hijo (ilegítimo) del islamismo, un hijo no reconocido, y que ha dejado atrás a su padre, un viejo gruñón y fracasado. Porque el reformismo islámico ha fracasado, por una serie de causas que podremos debatir otro día, insha Al-lâh. Como referencia, en mi libro ‘El islam anterior al Islam’ he escrito esto:
El iÿtihâd (esfuerzo interpretativo, yihad del pensamiento) ha dejado de ser asociado a la libertad de conciencia, para convertirse en un derecho que ostentan en exclusiva los propios ulemas oficiales. Este es un elemento clave para la construcción del islam como religión controlada por el núcleo del pensamiento árabe reaccionario, y se encuentra incluso en pensadores tan avanzados como Tariq Ramadan, quien asume como suyas las restricciones establecidas por los ulemas oficiales. La táctica es siempre la misma: afirmar que «sólo tiene derecho a hacer iÿtihâd quien conozca el árabe a fondo, quien haya estudiado ciencias del islam, quien conozca las circunstancias de la revelación de cada aleya…» Es decir: solo los «expertos religiosos», que han sido preparados para ello en determinadas universidades islámicas. La «apertura de la puerta del iÿtihâd» reclamada por todos los movimientos reformistas de los siglos XIX y XX, lejos de constituirse en un elemento de progreso, ha sido transformada en un elemento represivo. La libertad de interpretación reclamada en exclusiva por los propios ulemas reaccionarios les permite dictar aquellas fatuas que sean del agrado de los gobernantes. De ahí el completo fracaso del llamado reformismo musulmán, asociado ya definitivamente a las corrientes más reaccionarias: wahabismo, salafismo, ijwan al-muslimin, yama’at tablig, yama’at-e-islam…
La cuestión es la transformación del islam en religión de Estado. La obsesión del reformismo islámico por el estado es la clave de su fracaso… El feminismo islámico no es un proyecto político, aunque por supuesto tiene una dimensión política. Es un proyecto de deconstrucción del patriarcado y de toda forma de totalitarismo dentro del islam.
Un abrazo