48.21. Y otro cuyo logro no está en vuestras manos pero sí en las de Alá. Alá es omnipotente.
48.22. Si los infieles hubieran combatido contra vosotros, habrían vuelto la espalda. Luego, no encontrarán amigo ni auxiliar.
48.23. Tal es la práctica de Alá, que ya se había aplicado antes. Y encontrarás la práctica de Alá irreemplazable.
48.24. Él es Quien, en el valle de La Meca, retiró de vosotros sus manos y de ellos las vuestras, luego de haberos dado la victoria sobre ellos. Alá ve bien lo que hacéis.
48.25. Son ellos los infieles que os apartaron de la Mezquita Sagrada e impidieron que la víctima llegara al lugar del sacrificio. Y, si no llega a ser por hombres creyentes y por mujeres creyentes, a quienes no podíais reconocer, y que os exponíais, sin querer, a pisotear, provocando represalias por su parte... Para que Alá introduzca en Su misericordia a quien Él quiere. Si hubiera sido posible distinguirles, habríamos infligido un doloroso castigo a los infieles que entre ellos había.
48.26. Cuando, dejados llevar los infieles de su fanatismo, el fanatismo propio del paganismo, Alá hizo descender Su sakina sobre Su Enviado y sobre los creyentes, y les impuso la palabra del temor de Alá. Tenían pleno derecho a ella y la merecían. Alá es omnisciente.
48.27. " Alá ha realizado, ciertamente, el sueño de su Enviado: ""En verdad, que habéis de entrar en la Mezquita Sagrada, si Alá quiere, en seguridad, con la cabeza afeitada y el pelo corto, sin temor"". Él sabía lo que vosotros no sabíais. Además, ha dispuesto un éxito cercano. "
48.28. Él es Quien ha mandado a Su Enviado con la Dirección y con la religión verdadera, para que prevalezca sobre toda otra religión. ¡Alá basta como testigo!
48.29. Mahoma es el Enviado de Alá. Quienes están con él son severos con los infieles y cariñosos entre sí. Se les ve inclinados o prosternados, buscando favor de Alá y satisfacerle. Se les nota en el rostro que se prosternan. Tal es su imagen en la Tora. Y en el Evangelio se les compara con la semilla que, habiendo germinado, fortifica su brote y éste crece y se yergue en el tallo, constituyendo la alegría del sembrador, para terminar irritando a los infieles por su medio. A quienes de ellos crean y obren bien, Alá les ha prometido perdón y una magnífica recompensa.